“Es muy complicado saber por dónde empezar. Supongo que el principio es que antes de nacer Rocío no esperaba tener más hijos. Tenía una vida normal con mi marido y mi otra hija de ocho años, Beatriz, y todo estaba bien así. Pero un día te enteras de que estás embarazada, así que te dices a ti misma que si ha venido, ha venido. Pasados casi dieciocho años, y sabiendo lo que sé ahora, quizá suene surrealista, pero sí es cierto que durante los últimos meses que tuve que estar en reposo (ya que la niña venía con poco peso) yo supe que algo iba a pasar. Todo el mundo te dice que son imaginaciones tuyas, que qué iba a ocurrir, incluso los médicos no tenían nada que decir. Pero ese sexto sentido de madre me decía que algo no iba a ir bien. Cuando nació Rocío ya supe qué era lo que pasaba…”
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