El jueves pasado el IRA (Irish Republican Army, Ejército Republicano Irlandés) hizo anuncio de dejar la vía armada para proseguir su lucha exclusivamente por medios políticos y pacíficos.
El mensaje, que todos dicen falta ver si se cumple, ha sido saludado de inmediato con mucho optimismo por las partes implicadas: el Primer Ministro Británico, Tony Blair, su homólogo irlandés, Berthie Ahern, y otros gobiernos y personalidades, incluyendo al Papa Benedicto.
El objetivo del IRA es que la isla de Irlanda sea una república gobernada por irlandeses. Actualmente, o qaue se llama Irlanda del Norte es parte del Reino Unido, mientras que todo el resto de la isla, un 80% es la República de Irlanda. Las dos capitales son respectivamente Belfast y Dublín (donde yo mismo vivo).
Desde hace años las relaciones entre irlandeses de la República, nor-irlandeses y británicos han sido más bien decentes, y con tendencia a mejorar. Por decir algo: con un pasaporte de cualquiera de estas regiones es posible viajar libremente, estudiar o hacer negocios en cualquiera de las otras partes. Las tensiones religioso-políticas y algunos hechos de vandalismo u hostigamiento han salpicado a Irlanda del Norte, es verdad, pero gracias a Dios los actos terroristas como tales van quedando más y más en el pasado. La deposición de las armas, por parte del IRA se inscribe en el gran conjunto de esos hechos, que brotan de varias causas. Me propongo enumerar algunas de esas causas en la continuación de este escrito.