“¿Pero quién ora por Satanás? ¿Quién en 18 siglos ha tenido la humanidad de orar por el pecador que más lo necesita?” – Mark Twain (Publicado en Facebook)
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Es un tema teológico que resurge una y otra vez.
El motivo de la oración por un pecador es la conversión. La conversión supone una mudanza, un cambio, lo cual a su vez requiere la condición temporal que tenemos los seres humanos, por nuestra dimensión corporal, pero que no tienen los ángeles, que son espíritu solamente. Eso quiere decir que, una vez creados, los ángeles tienen un solo acto voluntario que realiza con la plenitud de conocimiento que les da todo su ser.
Si ese acto es por Dios, son infinitamente fieles y para siempre. Si ese acto es de rechazo a Dios, en ellos no hay tiempo ni cambio, y por tanto quedan como congelados para siempre en odio a su propio Creador. La frase irónica, cínica, de Twain, típica de uno que quiso burlarse de tantas cosas del cristianismo, muestra un total desconocimiento, quizás voluntario, de la naturaleza de los ángeles y de los seres humanos.
Más que orar por el espíritu de las tinieblas hay que orar pidiendo misericordia y eterno descanso para Mark Twain. Y orar por las personas que se dejan confundir por las frases de los cínicos y los apóstatas.