Pregunta que hicieron a Felipe Gómez: ¿Qué quiso decir el Papa Francisco, con ese “quién soy yo para juzgarlos” refiriéndose a los homosexuales?
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Respuesta de Felipe:
Existen muchas causas para que una persona decida hacerse homosexual, a veces es producto de una violación, otras veces abandono de parte de uno de los padres o el crecer en medio de conflictos, violencia o ausencia de una imagen paterna o materna. También la droga y el alcohol son detonantes a practicas homosexuales, junto con la adicción a la pornografía, y el hedonismo entre otros.
El papa habla en nombre de Jesús y de la Iglesia, al igual que lo hizo con la mujer adultera diciéndole: ” donde están tus acusadores? ninguno te ha condenado? no Señor, Pues yo tampoco te condeno, vete en paz…” pero después le dice con esa misma misericordia: ” …y no peques más”
Jesús no profiere ninguna frase de culpabilidad, ni de recriminación ni de reproche; se limita a darle el perdón y a cubrirla con la hondura enorme de su misericordia. Le brinda la salvación, pero la invita a NO pecar más. El amor regresa a la vida al pecador. La mujer adultera no es condenada, sino que salvada, es puesta en el redil: Jesús lo hace porque percibe la crueldad que insta al rigor de la ley.
Hoy en medio de la realidad del homosexualismo, el santo padre le recuerda a la comunidad gay, que la Iglesia no es homofóbica, que la Iglesia no viene a traer la enfermedad al circulo de homosexuales, que la Iglesia no es ajena a esta realidad del mundo. Que Dios no viene a juzgar, sino a traer la cura para el mundo.
Dios siempre ha estado del lado del pecador, pero no nos confundamos, nunca ha estado de parte del pecado.
El santo Padre no dijo nada nuevo o diferente a lo ya enunciado en el catecismo de la Iglesia Católica respecto al trato comprensivo y respetuoso que merecen las personas homosexuales, aunque pronto algunos medios a tergiversar sus palabras.