La enfermedad del Papa Juan Pablo II, ha causado un desmesurado interés, a pesar de las declaraciones oficiales del Vaticano, que quisieran sosegar los ánimos. No sólo por la edad y fragilidad del paciente, que a estas horas está hospitalizado en el Gemelli de Roma, sino porque los antecedentes de la enfermedad de Parkinson que él padece hacen humanamente muy difícil pensar en la recuperación, pues esta enfermedad afecta particularmente los músculos de la respiración.
Europa Press comenta a fecha de hoy que “su edad y el hecho de que tenga Parkinson incrementan el riesgo de que no salga de ésta”, según las declaraciones del doctor Gary Leo del Centro Regional para el Mal del Parkinson en el Centro Médico Aurora-Sinai de Milwaukee (EEUU).
Hoy, como millones de cristianos, oro a Dios por este siervo admirable, Juan Pablo II. Pienso que este Papa ha sido una bendición inmensa para el mundo y singularísimamente para el orbe católico. Y también como todos, espero con fe los informes médicos.
Sé que Dios nos guiará en este trance y si ha llegado el momento de que Juan Pablo reciba el galardón, la luz del Espíritu habrá de guiar la nave de Pedro todavía “mar adentro.”