* La expresión “Reino de Dios” es inmensa y ha sido reflexionada y discutida desde muchos ángulos. En este caso, vamos a partir del comienzo del Evangelio de Marcos, allí donde el Señor Jesús muestra que la fe, la conversión y la llegada del Reino están íntimamente conectadas.
* La realidad del reino es misteriosa pero téngase en cuenta que en cuanto a la fe, un “misterio” no es algo que no se entiende sino algo que nunca se agota; algo que nunca terminamos de entender.
* Lo primero, pues, para la llegada del Reino es acoger el llamado a conversión que nos hace Cristo. nuestros pecados retrasan y nuestra respuesta diligente y creyente apresura la llegada del Reino (véase 2 Pedro 3,12).
* Pero hay también una dimensión supra-individual, comunitaria, pública, social, del Reino. Y en este sentido hemos de hacer preguntas incómodas: ¿A quiénes no estamos llegando? ¿Qué hemos perdido y debemos recuperar? ¿Adónde no hemos podido entrar? ¿Cómo está el proceso de relevo de la fe? ¿Van creciendo las vocaciones? Y ante todo: ¿Agrada a Dios lo que hacemos y lo que evitamos?
[Predicación en la Cena Cursillista 2013.]