De pequeña me decían: ¿Por qué no vas a jugar en vez de hacer preguntas más grandes que tú? Pero yo quería la verdad. Quería la verdad de mi vida y en mi vida. Quería una verdad que me hiciese comprender también la verdad de todas las demás vidas. Después, cuando crecí, me dijeron que la verdad no existía o, mejor dicho, que existían tantas como hombres hay en el mundo, y que buscar la verdad era una pretensión infantil, ingenua e inútil (Susanna Tamaro).
Click!