Tengo una amiga con la que siempre compartimos la palabra de Dios, pero siempre discutimos por lo mismo, cuando ella sabe que alguna persona está caminando en pecado dice la siguiente expresión: “No te preocupes que la vida se encargará de pasarle la factura.” Me suena un poco a venganza o a desearle el mal a esa persona que está en pecado, siempre le digo que no nos compete a nosotros decir eso, tal vez la misericordia de Dios la alcanza y no le sucede nada malo, pero no entiende y terminamos discutiendo porque pareciera que estoy de acuerdo con el pecado, pero no es así, yo prefiero no juzgar y menos pensar que la vida le pasará una factura. ¿Soy yo la equivocada? Si es así, hágamelo saber para no corregir a mi amiga y dejarla que se desahogue de esa manera, además que la palabra de Dios no es para contiendas.
La Palabra de Dios nos enseña que nuestras obras tienen consecuencias, y que lo que uno siembre eso cosechará (Gálatas 6,7). En ese sentido, tu amiga tiene razón: hay una “factura” y obrar mal aumenta esa factura en contra nuestra. Pero tú tienes razón en otro sentido. La Carta a los Colosenses dice que Cristo tomó la “factura,” la nota de cargo en contra nuestra y la clavó en la cruz, de modo que esa cuenta ya no pesa sobre nosotros (Colosenses 2,14).
Por otra parte, está claro en la Palabra que no todo se paga en esta vida, ni tampoco en esta vida se recibe toda la recompensa por el bien que uno hace. Por eso precisamente creemos que hay Uno que es Juez de todos, y su juicio no sucede solamente en las cosas que uno ve en esta vida. Según eso, pensar que hay una factura que se paga en esta vida es como pensar que toda la justicia sucederá en esta tierra, cosa que no es cierta.
En resumen, la idea de la factura es buena en cuanto nos recuerda que el mal siempre trae consecuencias, pero para todo lo demás esa idea no nos sirve, porque la misericordia de Dios muchas veces muestra que esa factura fue borrada en la cruz y porque por otra parte si algo queda en esta vida, no se verá tal factura en esta tierra, sino después en la eternidad.