“Está claro que la conversión es una gracia, un don de Dios, como nos muestra el relato de Zaqueo; lo que nos ayuda a huir de todo pelagianismo, pero, en tanto que proceso de transformación personal, se puede abordar también desde la Psicología, en orden a comprender mejor los elementos que la dificultan o favorecen, e incluso el funcionamiento de los distintos factores involucrados en este cometido…”
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