ALIMENTO 2021/10/06

Alimento del Alma
Miércoles 06 de octubre de 2021

Convento de Santo Domingo, Bogotá, COLOMBIA.
Tel. +57 (1) 249-3385

No. 10825
Cada día tiene su gracia…

 

 

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Misterios del Rosario – Una encuesta

 

La pregunta para esta semana: ¿Cuántos misterios del Rosario te sabes de memoria?

Miremos las posibles respuestas para escoger aquí.

Resultados de la encuesta anterior aquí.

Nuestras encuestas no revisten un carácter estadístico con muestras suficientes; son informales, y en ellas nunca recogemos información personal.

Fr. Nelson M.
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La Foto de Hoy


La luz vence. No se olvide.

 

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Santo del Día

 

Beato Bartolo Longo.-

Graduado en leyes, edificó el Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya en 1876. Fue beatificado por Juan Pablo II el 26 de octubre de 1980. El Papa Juan Pablo II lo citó muchas veces en su Encíclica sobre el Rosario, “Rosarium Virginis Mariae”.

Bartolo Longo nació en Latiano, en las cercanías de Brindisi, ubicada en el tacón de Italia, el 10 de Febrero de 1841. Sus padres fueron Bartolomé, médico, y Antonia Luparelli, hija de un magistrado.

Desde niño se manifestó muy ingenioso, vivo y de carácter ardiente. A los seis años fue llevado a un Internado de los Padres Escolapios, en Francavilla Fontana. Allí hizo toda su primaria y secundaria (11 años).

El resto de sus estudios lo realizó en Lecce y Nápoles. Aquí terminó su carrera de derecho en 1864, a los 23 años. Era de temperamento apasionado. Su estructura, o lo conducía al cielo, o al infierno; jamás a un lugar intermedio. Era elegante, buen mozo e inteligente.

En la Universidad se enredó en la moda anticristiana de la época y se dedicó a la política, a las supersticiones y al espiritismo. Llegó a ser ?medium? de primer rango y sacerdote espiritista.

Fue su tiempo de alienación juvenil, de búsqueda desenfrenada. El estudio, las diversiones, la música (tocaba piano) y los amigos, llenaban sus días. No sobraba tiempo para la oración, y Dios fue desapareciendo de día en día.

Por otro lado, la filosofía de Hegel y el racionalismo de Renán lo tenían totalmente atrapado. Empezó a odiar a la Iglesia, organizando conferencias contra ella y alabando a los que criticaban al clero.

Toda esa experiencia, paradójicamente, le sirvió de peldaño para redescubrir la fe en definitiva. En este proceso fueron instrumentos de Dios, especialmente, dos personas: un profesor amigo, Vincenzo Pepe, y un sacerdote dominico, el Padre Alberto Radente.

Su conversión, acaecida el día del Sagrado Corazón de Jesús de 1865 en la Iglesia del Rosario de Nápoles, le llevó a tomar decisiones radicales: abandonó la vida forense y se dedicó a obras de caridad y al estudio de la religión. Incluso renunció a propuestas muy ventajosas para la vida matrimonial.

Dios quiso elegir a este hombre pecador como instrumento para propagar su gloria, con la construcción de un Santuario dedicado a la Santísima Virgen María, que más tarde se llamaría Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Pompeya. Allí, otros pecadores irían a encontrar perdón y paz.

En 1872 se radicó en Pompeya por motivos profesionales: la Condesa De Fusco le confió la administración de sus propiedades. Le impactó profundamente la miseria humana y religiosa de los pobres campesinos.

A raíz de una inspiración especial, decidió dedicarse al Catecismo y a la difusión del Santo Rosario.

En 1876, bajo sugerencia del Obispo de Nola, inició la ?campaña de un sueldo mensual? para construir un Templo en Pompeya. Como resultado de la cooperación humana y la intercesión prodigiosa de María, surgió un hermoso Santuario. Y en torno a esta construcción, nació una ciudad mariana, enriquecida con numerosos institutos de caridad.

El ?milagro de Pompeya? es producto de cincuenta años de trabajo incansable, ardiente e inteligente. Miles de niños abandonados recibieron ayuda, un hogar. Miles de personas se dieron a la oración, gracias a los escritos del Beato Bartolo Longo. Millones de peregrinos visitaron a la Virgen en su nuevo Santuario.

En 1885, siguiendo los consejos de amigos y superiores, Bartolo Longo contrajo matrimonio con la Condesa De Fusco, que así se conviertió en su colaboradora fiel y generosa. El 9 de Febrero de 1924 murió Mariana De Fusco a los 88 años de edad, siguiéndola el Beato italiano dos años después, el 5 Octubre de 1926.

En 1934 se inició el proceso canónico para la beatificación. En 1947 Roma emitió el decreto de introducción de la causa del Siervo de Dios, y el 26 de Octubre de 1980 Juan Pablo II lo proclamó Beato.

?Sobre todo puede decirse de él sin exagerar”, ?afirma el Papa en esa oportunidad?, “que toda su vida fue un servicio permanente a la Iglesia, en nombre de María y por amor a Ella. El Rosario en sus manos, nos dice también a nosotros, cristianos del siglo XX: “¡Ojalá vuelva a despertarse tu confianza en la Santísima Virgen del Rosario. Santa, venerada Madre, te traigo todas mis preocupaciones. En ti deposito toda mi confianza y toda mi esperanza!?

Gabriel de Rosa, Profesor de la Universidad de Roma y Director del Centro de estudios de historia del ?Mezzogiorno?, considera que el Beato Bartolo Longo, fue un verdadero precursor de la influencia de los laicos en la Iglesia.

?Su construcción, ?Santuario, Confraternidad, nueva ciudad?, fue la respuesta más robusta y solemne que un laico católico podía dar a la cultura filantrópica de la época. Figura indudablemente excepcional de laico católico, no se dejó distraer por la grandiosidad de sus empresas, por el clamor, el consenso y el disenso que éstas suscitaban, y cuyas resistencias a las insidias y a los ricos del mundo, alimentó constantemente con ejemplos nacidos de su propia espiritualidad?.

Un rasgo resaltante de su personalidad, fue el profundo amor filial de él a la Madre de Dios. Quizá pueda considerarse este aspecto como punto de partida y fuente de su fecundidad apostólica. Por las innumerables gracias recibidas, que él atribuyó todas a María, sintió el irresistible deseo de corresponder, amándola y alabándola, y hacer que otros la amen y alaben.

Consagró toda su vida al servicio y a la difusión del culto a María Santísima, especialmente del Santo Rosario. Empezó fundando una Confraternidad del Rosario, erigiendo un simple altar, donde reunía a los campesinos, los instruía y les habituaba al rezo del Rosario.

Como vio que Dios bendecía el lugar en abundancia, le surgió la idea de construir allí un Templo a la Santísima Virgen, que atrajera a muchos fieles.

“Ni yo podía obstaculizar los designios del Señor, cuando me ví en medio de tantos prodigios insólitos que no sabía ni podía explicar racionalmente. No vi mejor camino que seguir y secundar lo que la Providencia por sí sola estaba obrando”.

El Beato italiano llegó a Pompeya el 10 de Octubre de 1872. Ese mismo mes tuvo una experiencia espiritual extraordinaria: salió a pasear por los alrededores, y en un lugar denominado Arpaia, donde actualmente existe un pequeño monolito recordatorio, envuelto en una profunda quietud, absolutamente solo, recordó las palabras de su confesor, el Padre Alberto Radente: ?Si quieres salvarte, propaga el Rosario. Es promesa de María?.

Bartolo Longo, transportado interiormente, levantó el rostro y las manos hacia el Cielo, y gritó a María: “Si es verdad que tú has prometido a Santo Domingo que quien propaga el Rosario se salva, yo me salvaré, porque no saldré de esta tierra de Pompeya sin haber difundido aquí tu Rosario?. En ese momento sonó a lo lejos una campana. Era la hora del Angelus del medio día. El Beato se postró, oró y lloró. Ese saludo fue para él la respuesta esperada.

Pompeya era entonces un lugar abandonado e ignorado. Aún no se habían hecho excavaciones realmente científicas de las ruinas de la Pompeya pagana. La zona era temida por los viandantes, dado que allí se guarecían ladrones y malvivientes.

Cuando Bartolo llegó por primera vez, fue escoltado desde la estación hasta la casa por dos hombres armados con fusil. No había comisaría en el lugar. Lo único importante era una pequeña iglesia parroquial en muy mal estado.

Conociendo lo que posteriormente surgió allí, cabe la frase latina ?Opera Dei ex nihilo? : “Dios crea siempre de la nada”. El simple altar se iría a convertir posteriormente en un Santuario célebre, que pronto adquiriría carácter internacional. Puesto bajo la inmediata jurisdicción del Papa, se tornó Basílica Pontificia a fines del siglo XIX.

Bartolo Longo organizó la primera fiesta del Rosario en el Valle de Pompeya al año siguiente de su llegada a esas tierras, en octubre de 1873.

Había visto la pobreza en que vivían los pobladores de la zona y quiso hacer algo por ellos. Por eso, empezó a visitarlos. Así se percató de su profunda piedad y respeto a los muertos, su fe en la inmortalidad, y vio que éstos eran enterrados sin oraciones y miserablemente.

Entonces, pensó que debía comenzar por allí y se le ocurrió hacer una gran rifa de ochocientos premios: rosarios, medallas, estampas de la Virgen del Rosario y centenares de crucifijos. A través de estos premios, entraron María y Jesús en esas pobres casas.

Además, con una Confraternidad del Rosario, se ocuparía de prestar asistencia y medicina a los enfermos, ayudar a casarse a jóvenes pobres y dar sepultura a los muertos, acompañándolos y recitando el Rosario.

Se consiguió en Nápoles todo lo necesario de unas damas pías, preparó fuegos artificiales, juegos y una banda de músicos, elementos muy típicos de una fiesta patronal.

Lo central debía ser una Misa cantada por el párroco y una prédica sobre el Santo Rosario, a cargo de su amigo y confesor, el dominico Padre Alberto Radente.

Como en el pueblo no se veneraba ninguna imagen, expuso una de la Virgen del Rosario a la veneración pública, y así esperó la mañana del tercer domingo de octubre.

Llegó el domingo tan anhelado pero cargado de una lluvia torrencial. No hubo fiesta. ?Comenzamos mal”, ?pensó el Beato Bartolo?, “parece no le agrada a la Señora lo que hago?. Pero, luego recapacitó: ?De parte mía no debo hacer otra cosa que propagar el Rosario. Veremos si la Señora de parte suya mantiene la promesa hecha a Santo Domingo.?

Es sabido que el Santo italiano no escribió ningún tratado sistemático de mariología. No existe una ?Mariología de Bartolo Longo?, pero sí toda una catequesis, una devoción y espiritualidad de índole popular.

Allí, María es presentada, no como un simple personaje del pasado, sino como una persona actualmente activa, viva, dotada de sentimientos, fuerte y maternal a la vez: ?La Súplica le dice ‘augusta, bendita, buena, querida, coronada, omnipotente por gracia’ y la invoca como Reina de la paz y del perdón, Madre de los pecadores, nuestra abogada y nuestra esperanza.?

María es para Bartolo Longo lo que él ha experimentado en su vida: una fuerza salvífica, una protagonista en el plan de Dios, una realidad que obra en la historia. En sintonía con la piedad popular, San Bartolo exprime esta realidad viviente de María, describiendo los miembros de su cuerpo, las manos, los ojos, los brazos, el corazón. Como “persona viva, María actúa, salva, ilumina, perdona?.

Con extraordinaria visión pastoral, el Beato Bartolo se percató al año siguiente, que fiesta, prédica, rifa, etc., eran como humareda que pasaba. Pero, ¿cómo inducir a la gente al amor y a la fraternidad?

Se le ocurrió hacer una misión. Y la misión se hizo a fines de 1875: ?todos se reconciliaron con Dios y entre sí, y se adhirieron a la Confraternidad del Rosario? , fundada propiamente el 13.11. 1876.

En una página de ? I Quindici Sabati ? (Quince Sábados) exprime Bartolo Longo con simplicidad, un método de pastoral popular, de la llamada mariología tipológica:

?Como dos amigos que andan juntos frecuentemente, llegan a asemejarse incluso en sus costumbres, así nosotros, conversando familiarmente con Jesucristo y con la Virgen, al meditar los misterios del Rosario y formando juntos una misma vida en la comunión, podemos llegar a asemejarnos a ellos, en cuanto la bajeza humana nos permita, y aprender el vivir humilde, pobre, paciente y perfecto?. El pueblo imita a la persona que ama.

Ese mismo año llegó a Pompeya por primera vez el Obispo de Nola, para suministrar la Confirmación al término de la misión. Bartolo Longo le expresó su deseo de construir un pequeño altar en honor de la Virgen del Rosario, a lo que el Obispo respondió: ?Yo propongo que hagamos, en vez de un altar, una iglesia?.

Y desde un balcón del primer piso de la casa de la Condesa de Fusco, señaló: ?Aquel es el lugar donde debe ser edificado el Templo en Pompeya?. Quince años después, el Templo estaba construido, inconcluso aún, pero ya consagrado. Posteriormente, el Papa León XIII lo declaró patrimonio pontificio en el año de1894.

Longo afirma que Pompeya es obra de Dios y no del hombre. Él, personalmente, jamás hubiera edificado tal Santuario sin la palabra autorizada del Obispo y el apoyo incesante de María Santísima.

¿Y la imagen de gracia? Fue un obsequio del Padre Alberto Radente, que se la compró a un revendedor callejero por sólo 3,40 liras. Estaba abandonada en un convento de monjas de la Tercera Orden de Santo Domingo, en Nápoles.

Cuando Bartolo Longo llegó en la mañana del 13 de Noviembre de 1875 casi desesperado en busca de un cuadro pintado al óleo, porque al día siguiente concluía la misión y debía presentarse la imagen al pueblo, la Providencia le salió al paso. Estaba a punto de comprar uno pequeño por 400 liras, cuando inesperadamente se topó con el Padre Radente en la plaza, que al enterarse de la búsqueda, le ofreció el suyo.

A pesar de no ser del gusto de Bartolo Longo, pero presionado por las circunstancias y por insistencia de la religiosa que lo guardaba, sin saber qué hacer con él, lo puso en un carro de abono y lo envió a Pompeya. Esto nos recuerda muchas de las historias y leyendas sudamericanas de imágenes de María transportadas en carros a sus actuales centros de veneración.

La sencillez de este comienzo humilde, contrasta con la magnitud de los frutos sobrenaturales del lugar santo, habiendo atravesado inmensas dificultades hasta llegar a su desarrollo pleno.

Esto puede ser signo de una correcta interpretación de la voluntad de Dios, que de esa manera quiso ?besar esa tierra?, para consagrarla al servicio de los hombres. Dios renueva así, originalmente, su pacto salvífico con los hombres en un lugar y en un tiempo determinado, a través de instrumentos simples escogidos por Él.

Ya en época de Bartolo Longo, esta imagen atrajo a miles de peregrinos de todas partes: Madrid, Liverpool, Coblenza, Bruselas, Varsovia, Viena, Suiza, África, Oceanía, y toda Italia.

La primera gracia sucede en Nápoles, en el Palacio de la calle Tribunali n° 62. Una joven sufría de epilepsia central con fortísimas convulsiones, que se repetían cada tres o cuatro días. A través de la Condesa de Fusco, llegaron a enterarse los familiares, de la Iglesia en construcción, dedicada a la Virgen del Rosario y de lo que Dios ya venía obrando en el Valle.

La tía de la joven prometió una peregrinación a Pompeya y su colaboración en la obra, si sanaba la sobrina. La niña sanó totalmente y quedó libre para siempre del mal que la aquejaba a partir del 13 de Febrero de 1876. Dos médicos que asistían a la joven, fueron testigos del hecho.

A este primer acontecimiento de gracia, sucedieron varios otros con el correr del tiempo. El 18 Julio de 1914 aconteció en Alemania un hecho, que sumado a otros, daría origen al gran Movimiento Internacional de Schönstatt.

Su Fundador, el Padre José Kentenich (1885-1968), leyó ese día un artículo de Cyprian Froehlich, publicado en “Die allgemeine Rundschau” (número 19, 521 ss), sobre san Bartolo Longo y su creación predilecta: el Santuario de Pompeya.

Josef Kentenich interpretó este hecho como una señal de la Providencia y meditó largamente sobre él: ¿No podría suceder algo semejante también en Schönstatt (Vallendar)?

Él quería depositar toda la responsabilidad de la formación de los jóvenes seminaristas en manos de María. Era entonces Director Espiritual del Seminario Menor de los PP. Palotinos.

Los signos del tiempo, especialmente la segunda guerra mundial, exigían de ellos, seminaristas y superiores, el máximo: la santidad. ¿No estaría en los planes de Dios, ?se preguntaba?, que María, tal como había sucedido en Pompeya, fuese atraída a la pequeña capilla abandonada de San Miguel del Valle de Schönstatt, para establecer allí su trono de gracia y mostrarse como educadora, obrando milagros de transformación interior?

Tres meses después nace Schönstatt, hoy difundido en Europa, Asia, África, América y Australia. Es norma de la Providencia Divina, valerse de lo pequeño e insignificante para realizar grandes obras en la historia de la salvación. La experiencia de Pompeya sirvió de inspiración, y una capilla abandonada llegaría luego a convertirse en un lugar de peregrinación.

El 15 de Agosto de 1877 salió a luz el primer devocionario ?I Quindici Sabati? (Los Quince Sábados). A un siglo de distancia (1981) se publicó la 75a. edición, con 745.000 ejemplares. Bartolo Longo no se imaginaba que esta obra suya tendría tanta penetración popular.

La ?devoción de los Quince Sábados? consiste en prometerle a Dios un rezo por 15 sábados consecutivos, en memoria de los 15 misterios del Rosario, con el fin de honrar a la Santísima Virgen y obtener por su mediación alguna gracia especial.

Esta devoción se basa en una experiencia francesa semejante. Tiene una dinámica propia muy acertada: a) La perfecta devoción a María es la imitación de sus virtudes. b) Para ello se medita su vida, por orden, un misterio cada sábado. c) Se procura conformar la propia acción al contenido de cada misterio. d) Se busca santificar todo el día.

Con esta práctica, San Bartolo buscó unir contemplación con acción. El punto clave radica en la meditación de los misterios. Se pretende evitar así la repetición mecánica de las Avemarías. Puede rezarse en cualquier tiempo, pero especialmente antes de la fiesta del Rosario, primer domingo de octubre, y antes del 8 de Mayo, fiesta de la Virgen de Pompeya.

Se aplica el siguiente esquema: una meditación, que siempre consta de tres partes, sobre el misterio correspondiente (por ejemplo, primer misterio gozoso, la Anunciación a María, Lc 1,26-55). Se resalta una virtud de María (por ejemplo, la humildad).

Se recomienda un propósito en la misma línea, a lo que le sigue una jaculatoria para repetirla durante el día y poder así recordar el propósito. Después, se proponen algunas oraciones a la Virgen de Pompeya y a Jesús, para antes y después de la comunión.

Se incluyen algunos ejemplos de Santos que encarnan especialmente la virtud meditada en el día, y finalmente se narran breves historias de gracias concedidas por la Virgen del Rosario de Pompeya.

El devocionario ?Los quince sábados?, contiene además un apéndice con varias oraciones, Misa con María Santísima, el Rosario en forma breve, Novena a la Virgen del Rosario, Oraciones a Santo Domingo y a Santa Catalina de Siena, Súplica a la Reina del Santo Rosario de Pompeya y una oración final dedicada a San Bartolo Longo.

Como todos los fundadores de la Iglesia, Bartolo Longo no pudo eximirse de las pruebas que Dios quiso enviarle para forjar en él un verdadero espíritu de fundador y para purificarlo de criterios muy humanos en su actuar.

En una primera época de la construcción del Templo, dada la necesidad material para cubrir los costos, Bartolo Longo se vio obligado a recurrir a la nobleza napolitana. La dependencia era considerable, por ser prácticamente la única fuente de entrada.

En Mayo de 1877 se dio un primer hecho purificador, que le ocasionó muchos dolores de cabeza: aparece en el escenario de Pompeya un fenómeno, la ?Virgen Liberadora de las plagas? (Madonna liberatrice dai flagelli), simplemente conocida por ?Madonna dei Flagelli?, abandonada en una capillita de un villorrio denominado Boscoreale, de la Diócesis de Nola, a 4 Km. de Pompeya.

Supuestamente esta Madonna, según comentarios del pueblo, habría hecho un estrepitoso milagro. La noticia corrió de boca en boca, como es costumbre a nivel popular.

Y pronto empezaron a caer miles y miles de peregrinos, portando velas y dinero para la ?Madonna dei Flagelli?. Estas caravanas pasaban por Pompeya sin interesarse del nuevo Templo en construcción y ante los ojos de Bartolo Longo, completamente confundido.

Como si esto fuera poco, cuando iba a hacer su colecta acostumbrada, golpeando las puertas de los nobles de Nápoles, algunos le preguntaban:”¿Va Usted ahora a Pompeya? Llévese por favor esto”, -y se sacaban sus joyas: pendientes, brazaletes, anillos, etc.-, “a la ?Madonna dei Flagelli?, pues me ha hecho una gracia especial”.

Como si esto aún fuera poco todavía, el Obispo de Nola, Monseñor Formisano, protestó porque había más salidas que entradas en la construcción, y se desentendió de la obra, dejando solo a San Bartolo.

Para colmo, escribió una carta pastoral al clero y al pueblo de su Diócesis con el fin de motivarlos a hacer donaciones para una nueva iglesia dedicada a la ?Madonna dei Flagelli? de Boscoreale.

Estocada profunda en el corazón de Bartolo Longo, que no decayó en su espíritu de fundador. Como hombre de Dios, sacó provecho de esas pruebas.

Años después, escribió estas recomendaciones a todas aquellas personas llamadas por Dios a salvar almas, a construir iglesias, a fundar Órdenes, Comunidades religiosas y obras de beneficencia:

?No se desanimen ante las primeras contradicciones y no dejen la obra de Dios a causa de mortificaciones y contrariedades, que con toda certeza, vendrán de parte de los hombres y del demonio”.

“Continúen más bien confiando siempre en el socorro divino, teniendo como lema, que cuanto más aceptada sea la obra de Dios, tanto mayor serán las oposiciones y las tentaciones que han de soportarse. Pero al final, el Señor triunfará?.

Los institutos pompeyanos son, por así decir, la corona del Santuario de Pompeya. El amor a María se expresa en amor a los hombres. La fe se proyecta en obras.

?La Virgen no quiere en ustedes la fe sin la obra de caridad. En este sentido, pensamos completar cada acto de fe nuestra con una obra de caridad. Es esto, podemos decir, el pálpito más íntimo de nuestro corazón?.

Fe y caridad se integran y se iluminan. Son para Bartolo Longo un binomio indisoluble: ?Las obras de la fe han sido siempre una inspiración para obras de caridad, y las obras de caridad, a su vez, han sido siempre preludio de nuevas manifestaciones de religión y de culto?.

El objeto predilecto de las obras de Pompeya son los niños y jóvenes, huérfanos e hijos de encarcelados. No hay límite de permanencia en los Institutos. Una administración central que distribuye equitativamente las ofrendas del Santuario, única fuente de entrada, se encarga del mantenimiento.

Antes de empezar a enumerar las obras de Pompeya, sintetizamos los puntos resaltantes del proyecto de promoción humana de Bartolo Longo:

La fuente: ?La caridad de Cristo, que es fuego vivo, busca expandirse sobre la tierra y no tiene horizontes?.

La Mediadora: ?La Reina de la Misericordia, que introdujo en mi corazón la santa resolución de unir al culto, la beneficencia?.

Humilde realismo: ?Un voto secreto del alma, que hacía tiempo guardábamos celosamente en el corazón con una perplejidad, a veces dolorosa, la cual nace del deseo ardiente de realizarlo, y de la evidente insuficiencia, y diría casi, imposibilidad de los medios.?

Los destinatarios: ?Los niños más abandonados (hijos de encarcelados), que viven en condiciones peores que los huérfanos, que llevan sin culpa la marca de la infamia, sin educación y sin freno, que de a poco se darán al vicio y luego al delito?.

La finalidad: ?La educación moral y civil de los hijos de encarcelados?.

La idea central: Los positivistas afirman que estos niños nacen y están fatalmente destinados a recorrer, como sus padres, el camino de la delincuencia, y que ninguna prevención, ninguna educación, puede sustraerles de ese trágico fin.

A esto contesta san Bartolo Longo: ?Nosotros no creíamos en la omnipotencia del mal; creíamos más bien en la fuerza redentora del bien y en la eficacia renovadora de la educación?.

La novedad: ?Esta es una obra cristiana totalmente nueva, que no existe en Francia, ni en Bélgica ni en otras naciones católicas. Italia sería la primera en poseerla?.

San Bartolo Longo resalta cuatro medios pedagógicos en la formación de la niñez y de la juventud, que se encuadran hacia un fin moral y espiritual:

El trabajo: ?El trabajo, según nuestra escuela, es esencialmente educador: refrena el instinto del vagabundeo, educa a la paciencia, a la obediencia, al respeto a los superiores y a la autoridad. Emancipa al hombre de la esclavitud y del servilismo, hace que el hombre sea verdaderamente libre?.

?Concuerdo con que el mero trabajo no es medio que pueda educar: yo asocio el trabajo con la oración, elevo el trabajo a oración?. ?Además, el trabajo es fuente de bienestar social: suprime la plaga social de la mendicidad. La familia del hombre que trabaja es honesta”.

“En cambio, el hombre que no trabaja se apoltrona en el ocio, y el ocio es el padre de los vicios. El trabajo es causa de economía doméstica, es fuente de paz y de unión en el hogar. El trabajo ennoblece al hombre?.

El estudio: no tanto como adorno intelectual, ?para instruir mentalmente, sino para armonizar la cultura de la mente con la del corazón, el sentimiento del deber y la ley del trabajo; todo sostenido y vivificado por la religión.?

La música: ?En mi método educativo, es momento muy importante coordinar la fatiga, o el ejercicio del arte mecánico con el estudio de la música, o con el aprendizaje de instrumentos musicales. En general, la música es para mí un elemento de los más relevantes para la educación de esta clase de niños?.

La educación física: coordinada con las otras actividades.

Esto constituye el núcleo de toda su concepción educativa. Pero, como elemento esencial de su pedagogía, permanece la caridad, el amor noble, puro, divino.

Como en toda la tradición cristiana, insistió en el encuentro de dos voluntades libres, unidad en un amor recíproco y en un amor común a Cristo: “Ama a tu educador, porque al educarte te ama, y porque representa a la persona de Jesucristo. Ama, instruye y salva al pobre y al abandonado, porque representa la persona de Jesucristo.”

Bajo esta perspectiva han de ser contempladas las obras de Pompeya, que pasamos a enumerarlas en orden de aparición.

1 – La revista ?Il Rosario e la Nuova Pompei?, fundada por Bartolo Longo en 1884. En la primera página se afirma lo siguiente: “Es un obsequio de Bartolo Longo a los devotos de la Virgen del Rosario de Pompeya, a los amigos y sostenedores de sus obras. Es el órgano formativo e informativo del Santuario”.

2 – El Orfanato Femenino. Es el primero de los institutos de beneficencia surgido a la sombra del Santuario. Su fecha de fundación (8.V.1887) coincide con la primera coronación de la Virgen del Rosario. Por una inspiración sobrenatural, Bartolo Longo decidió crear al lado del monumento a la fe (el Santuario), un monumento a la caridad. Ese día acogió a la primera huérfana.

3 – El Instituto Masculino de Bartolo Longo. Acoge a unos 300 jóvenes bajo la orientación de los Hermanos de la Escuela Cristiana. Su origen se remonta al año 1891.

4 – Las ?Hermanas Hijas del Rosario de Pompeya?, fundadas por Bartolo Longo en 1897 según las Reglas de la Tercera Orden de Santo Domingo, para dedicarse al cuidado de los niños y las jóvenes. Es uno de los pocos casos en la historia de la Iglesia, donde un laico deviene fundador de una Comunidad religiosa. Son actualmente más de 100.

5 – El Instituto Femenino ?Sagrado Corazón?. Es la última promesa del Beato Bartolo Longo convertida en realidad. Data del año 1922.

6 – El Seminario ?Bartolo Longo?. Allí se forman los futuros sacerdotes para la asistencia religiosa de millones de peregrinos y la formación cristiana de los alumnos de los diversos Institutos. Surgió en 1949.

7 – La Fundación ?Mariana De Fusco-Longo?. Lleva el nombre de la esposa de Bartolo Longo y fue inaugurada en 1965. Su objetivo es acoger a mujeres solas que deciden vivir en Pompeya los últimos años de su existencia.

Carisma de Pompeya: Sin lugar a dudas tiene una doble vertiente: el culto a María y las obras de misericordia, íntimamente unidos.

Lo primero se expresa, por sobre todo, en la devoción del Rosario, no como oración cualquiera, sino como fundamento de la búsqueda particular del hombre de la intercesión de la Madre de Dios. Ello trae consigo la conversión, el espíritu de oración y las obras de caridad.

Respecto a las obras de misericordia, parecieran ser lo más típico de Pompeya. No existe prácticamente algo semejante en otros centros europeos de peregrinación.

El binomio fe y caridad, culto y misericordia, es carisma específico transmitido por Bartolo Longo y que, para bien de tantos hombres, perdura en Pompeya.

 

 

 

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Cumpleaños

 

 

Fray Osvaldo Ayala.- Chiriqui, Panamá (2001)

Claudia Castellanos.- Italia

Rolando Inoñán Reyes.- Chiclayo, Perú (1951) – Que el Señor me siga dando las fuerzas necesarias, para seguir al frente de mi querida familia.

Oscar Vásquez.- Guatemala, Guatemala

Andrea Jimena Rebasti Peralta..- San Isidro, Argentina (1982) – Cuando naciste, como igualmente a tus hermanos, se los encomendé a la Virgen María. Que ella como Madre bondadosa te cuide y proteja siempre. Te queremos mucho tus hermanos y yo, como así, que seas muy feliz.

[Añade otro cumpleaños]

 

 

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Bautismos
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Aniversario de Ordenación Sacerdotal
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Aniversario de Matrimonio

 

Horacio Lagarda Burgos y María Aurora .- Hermosillo Sonora, México (1976)- “Gracias por dejarme entrar en tu vida, formar parte de tus proyectos,Te amo”

 

[Añade otro aniversario de matrimonio]

 

 

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Grupos, Comunidades, Congregaciones…
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Evangelización Viva para hoy y los próximos días

 

 

[Añade otro evento de evangelización: Son bienvenidas fechas futuras, por ejemplo si deseas dar a conocer algún congreso, concierto, retiro, o similares]

 

 

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Otras fechas importantes para ti
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Fallecieron en un día como hoy…

 

Roberto Gaitán del Corral .- Medellín, Colombia (1977)

Antonio Jerez Castellanos.- Bogotá, Colombia (1997) – Que el esté disfrutando plenamente de la patria celestial, que mi Señor lo tenga abrazado en su regazo, fue un padre bueno. Cenaida

Nelly Castellanos.- Bogotá, Colombia (2000)

 

[Añade el nombre de personas fallecidas por las que quieres que oremos]

 

 

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Enlace recomendado para este día

8 Recomendaciones para la toma de decisiones

Aquí tenemos un buen texto que puede servir de ayuda para tomar decisiones. Hay un ligero sesgo hacia el subjetivismo pero creo que son recomendaciones útiles. Haz click AQUÍ.

 

 

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Un poco de Humor…

Robo singular

 

– ¿Cómo supo la policía que los ladrones que robaron el banco eran atlantes?
– Porque hicieron un túnel para entrar a la bóveda y otro para salir.

 

 

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Palabra de Dios
para alimentar tu día


Tiempo Ordinario, Año Impar,
Semana No. 27, Miércoles


Lecturas de la S. Biblia

 

Temas de las lecturas: Tú te lamentas por el ricino, y yo, ¿no voy a sentir la suerte de Nínive, la gran ciudad? * Tú, Señor, eres lento a la cólera, rico en piedad. * Señor, enséñanos a orar

Textos para este día:

Jonás 4,1-11:

 

Jonás sintió un disgusto enorme y estaba irritado. Oró al Señor en estos términos: “Señor, ¿no es esto lo que me temía yo en mi tierra? Por eso me adelanté a huir a Tarsis, porque sé que eres compasivo y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad, que te arrepientes de las amenazas. Ahora, Señor, quítame la vida; más vale morir que vivir.” Respondióle el Señor: “¿Y tienes tú derecho a irritarte?” Jonás había salido de la ciudad, y estaba sentado al oriente. Allí se había hecho una choza y se sentaba a la sombra, esperando el destino de la ciudad. Entonces hizo crecer el Señor un ricino, alzándose por encima de Jonás para darle sombra y resguardarle del ardor del sol. Jonás se alegró mucho de aquel ricino.

Pero el Señor envió un gusano, cuando el sol salía al día siguiente, el cual dañó al ricino, que se secó. Y, cuando el sol apretaba, envió el Señor un viento solano bochornoso; el sol hería la cabeza de Jonás, haciéndole desfallecer. Deseó Jonás morir, y dijo: “Más me vale morir que vivir.” Respondió el Señor a Jonás: “¿Crees que tienes derecho a irritarte por el ricino?” Contestó él: “Con razón siento un disgusto mortal?” Respondióle el Señor: “Tú te lamentas por el ricino, que no cultivaste con tu trabajo, y que brota una noche y perece la otra. Y yo, ¿no voy ha sentir la suerte de Nínive, la gran ciudad, que habitan más de ciento veinte mil hombres, que no distinguen la derecha de la izquierda, y gran cantidad de ganado?”

 

Salmo 85:

 

Tú eres mi Dios, piedad de mí, Señor, / que a ti estoy llamando todo el día; / alegra el alma de tu siervo, / pues levanto mi alma hacia ti. R.

Porque tú, Señor, eres bueno y clemente, / rico en misericordia con los que te invocan. / Señor, escucha mi oración, / atiende la voz de mi súplica. R.

Todos los pueblos vendrán / a postrarse en tu presencia, Señor; / bendecirán tu nombre: / “Grande eres tú, y haces maravillas; / tú eres el único Dios.” R.

 

Lucas 11,1-4:

 

Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: “Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos,” Él les dijo: “Cuando oréis decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación.”

 

 

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Homilías para escuchar

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Más…

1

1997/10/08 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Para el absurdo del pecado, el absurdo de la misericordia.

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2

1999/10/06 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Dios te destino a ti, lo mismo que a Jonás, para que fueras una bendición.

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3

2011/10/05 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Aprender a orar no es sólo repetir lo que dijo Jesús, sino aproximarnos a sus actitudes, a su corazón, a su manera humilde, confiada, colmada de amor, hacia el Padre Celestial.

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4

2013/10/09 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Incluso el lenguaje que parece anunciar fatalmente la calamidad es siempre advertencia que invita a conversión.

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5

2013/10/09 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
La atmósfera de gracia y comunión que irradia de Cristo es el ambiente necesario y suficiente para hacer nuestra su oración.

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6

2017/10/11 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Orar me lleva a conocerme y conocer a Dios encendiendo el deseo de encontrarme con Él, de escucharle, acogerle, amarle y servirle.

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7

2019/10/09 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
El desenlace de la historia sucede con nuestra conversión porque llega el final del pecado y comienza la victoria de Dios.

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8

2021/10/06 Haz click para escuchar o grabar una versión en MP3
Revisa tu vida de oración y en qué puedes estar fallando, recuerda que la oración no es para exhibirte ni para imponerle tu voluntad a Dios y recuerda en ser constante, en perseverar.

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Homilía para leer

 

Temas de las lecturas: Tú te lamentas por el ricino, y yo, ¿no voy a sentir la suerte de Nínive, la gran ciudad? * Tú, Señor, eres lento a la cólera, rico en piedad. * Señor, enséñanos a orar

1. Cuando la misericordia da rabia

1.1 La misericordia debería ser siempre una buena noticia, pero hay ocasiones en que tanto nos alegra que Dios se compadezca de nosotros como nos disgusta que se compadezca de los otros. Y esto es lo que refleja con una pizca de humor la primera lectura de hoy: Jonás considera que en esta ocasión Dios “se pasó de bueno”.

1.2 Jonás juzga a Dios. Da escalofrío decirlo, o escribirlo, pero es sencillamente lo que sucede en ese pasaje de hoy… y lo que sucede cada vez que tratamos de convencer a Dios de que haga justicia a nuestra manera, o en el tiempo y modo que estimamos mejor.

1.3 El texto deja ver cómo juzga Dios a quien lo juzga. Es algo parecido a lo que hizo Natán con el rey David, cuando éste había cometido el crimen de hacer matar a Urías, para quedarse con su esposa, Betsabé. En aquella ocasión (cf. 2 Sam 12,1-7), Natán puso a David a juzgar en un caso de un hombre que teniendo grandes rebaños había preferido robar la oveja a su vecino para dar un cierto banquete. Y cuando David saltó de ira, Natán le dijo: “¡Ese hombre eres tú!”.

1.4 Algo así sucede en el pasaje de hoy. Natán puso a David a hacer el papel de Dios, administrando justicia. En el pasaje de hoy, Dios pone a Jonás a sentir algo de lo que él siente. Jonás, puesto en el lugar de Dios, descubre que hasta un árbol que se marchita tiene su valor, y así aprende algo de cómo nos ama Dios y cuánto le “duele” que nos perdamos.

2. La Oración del Señor

2.1 El Padre Nuestro ha sido motivo continuo de meditación para los cristianos a lo largo de los siglos. Hoy damos la palabra a un teólogo contemporáneo, Emiliano Jiménez Hernández, quien en su obra “Padrenuestro. Fe, oración y vida”, nos ofrece una preciosa catequesis sobre el evangelio de hoy. La he tomado de una página de comentarios bíblicos desde el ámbito católico: http://www.mercaba.org , el cual recomiendo vivamente. Lo que sigue es de Jiménez Hernández.

2.2 Tertuliano dice que el Padrenuestro es “la síntesis de todo el Evangelio”. Es la “oración del Señor”, porque Él nos la enseñó y porque es la oración que El dirigía al Padre. El se ha encarnado, vivido y muerto en cruz para santificar el nombre del Padre. Para ello ha orado: “Padre, glorifica tu nombre”. Él nos ha anunciado el reino de los cielos y con El ha llegado a nosotros el reino de Dios. Su vida, su alimento y su muerte no han sido otra cosa que “hacer la voluntad de Dios” en la tierra como eternamente la ha hecho en el cielo. Su “pan” es toda palabra que sale de la boca del Padre. Del Padre espera cada día el alimento, sin tentarlo a cambiar las piedras en pan. Y Él, el inocente, sin pecado alguno, ¿cómo ha pedido “perdónanos nuestras deudas? “Al que no conoció pecado, Dios le hizo pecado por nosotros” (2Cor 5,21). Nuestras deudas eran en realidad deudas suyas, nuestros pecados eran sus pecados: no porque Él los cometiera, sino porque cargó con nuestros pecados. Con toda verdad podía orar “perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden”. “Y líbranos del mal”, para eso ha venido al mundo: para vencer al Maligno.

2.3 También la “oración sacerdotal” de Jesús, que recoge Juan, inspira, desde dentro, las grandes peticiones del Padrenuestro: la preocupación por el Nombre del Padre (Jn 17,6. 11.12.26), el deseo de su Reino (la Gloria: Jn 17,1.5.10.23-26), el cumplimiento de la voluntad del Padre, de su designio de salvación (Jn 17,3.6-10.25) y la liberación del mal (Jn 17,15).

2.4 Según Tertuliano, sólo Dios podía enseñarnos cómo quiere que le recemos. Sólo de Él podía venirnos la oración del Padrenuestro. “Esta oración del Señor Jesucristo, pronunciada por sus divinos labios y animada por su Espíritu, sube al cielo por su gracia y encomienda al Padre lo que el Hijo nos ha enseñado”. La oración es el muro que protege nuestra fe; es nuestra arma contra el enemigo que nos rodea. Protege nuestra fe como los brazos de Cristo en la cruz protegen al mundo. Por ello, al rezar el Padrenuestro, “nosotros no sólo alzamos las manos hacia el Padre, sino que también las extendemos (1 Tm 2,8). Así imitamos la pasión del Señor y, orando, profesamos nuestra fe en Cristo”. Y san Cipriano nos dice:

2.5 Cristo, que nos ha traído a la vida, también nos ha enseñado a orar, para que orando al Padre como Él nos ha enseñado seamos escuchados con más facilidad. Ya antes había dicho que estaba cerca la hora en que “los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y verdad” (Jn 4,23). Ahora cumple su promesa, para que nosotros, que hemos recibido el espíritu y la verdad a través de su obra de santificación, adoremos en espiritu y en verdad. Pues la oración espiritual es solamente aquella que nos ha enseñado Cristo, del cual nos viene también el Espíritu Santo. Para el Padre solamente es verdadera la oración salida de la boca del Hijo, que es la verdad. Es amiga y familiar la oración que se hace a Dios con sus mismas palabras, la misma oración de Cristo presentada ante Él. Cuando oramos, el Padre debe reconocer las palabras de su Hijo: que el que está en nuestro corazón esté también en nuestros labios. Lo tenemos de “abogado por nuestros pecados” junto al Padre (1Jn 2,1-2); por eso, como pecadores, cuando oremos por nuestros pecados hagámoslo con las mismas palabras de nuestro abogado. Él ha dicho que “todo lo que pidamos al Padre en su nombre, lo obtendremos” (Jn 16,23). Obtendremos más eficazmente lo que pedimos en el nombre de Cristo si lo pedimos con su misma oración.

2.6 Cada una de las siete peticiones, cuando se ora de verdad, empieza a cumplirse en el momento mismo en que es formulada. Al pronunciar el nombre de Dios Padre ya estamos glorificando su nombre. Si deseamos que venga a nosotros su reino, nuestro deseo atestigua que pertenecemos ya al reino. Al pedir que se cumpla su voluntad, nos abandonamos confiadamente a ella. En la medida en que verdaderamente pedimos el pan de cada día estamos aceptando lo que Dios nos da cada día. Si perdonamos a nuestros deudores, ya nosotros hemos sido perdonados por Dios. En fin, al pedir el auxilio divino contra las tentaciones y los asaltos del maligno, ya nos aseguramos la victoria contra todos los enemigos.

3. Oración de los discípulos del Señor

3.1 El Padrenuestro es la oración que Jesús ha transmitido a sus discípulos, y que la Iglesia, a su vez, nos transmite a nosotros. La Iglesia, de este modo, nos conduce a Cristo y Cristo nos presenta al Padre. Es el camino de la oración.

3.2 El cristiano invoca a Dios como Padre, dirigiéndose a El “en el nombre de Cristo”, unido a Cristo, con Cristo. Si podemos decir con san Pablo: “Vivo, pero no vivo yo, es Cristo quien vive en mi”, podemos igualmente decir: “Oro, pero no oro yo, es Cristo quien ora en mi”. “Dos en una sola voz”, dice san Agustín. El esposo y la esposa son dos en una sola carne. Cristo y la Iglesia son dos, orando en una sola voz. El Espíritu del Hijo, derramado en nuestros corazones, es el que testimonia a nuestro espíritu que somos hijos, gritando en nosotros o haciéndonos gritar: ¡Abba, Padre! (Ga 4,6; Rm 8,15).

3.3 Jesús ora “con gritos y lágrimas” al Padre (Hb 5,7-8). El Espíritu en el cristiano también “grita y gime” con la misma expresión: “Abba, Padre” (Ga 4,6-7; Rm 8,14-16). Sólo, después de que sea infundido el Espíritu filial en el bautismo, el cristiano puede decir “Abba, Padre” (Rm 8,26-27; 2Cor 3,18). Recibido el Espíritu del Hijo, en la iniciación se transmite el Padrenuestro Y el Espíritu es el que nos hará gritar: “Abba, Padre”. También la DIDAJÉ coloca el Padrenuestro al hablar del bautismo y antes de pasar a la eucaristía.

3.4 Con el ephetha la Iglesia abre los oídos del catecúmeno. Desde ese momento ya puede escuchar los secretos “arcanos de la familia”, puede ya recibir el Padrenuestro. Esta disciplina del “arcano” prohibía divulgar la Oración del Señor entre los paganos y catecúmenos, hasta llegar a ser discípulos del Señor. A ellos se la enseñó Jesús y, por ello, la Iglesia la reservó para los fieles, a quienes el bautismo ha transformado en hijos de Dios. El Padrenuestro, como oración característica del cristiano, se enseñaba en la catequesis prebautismal y tras haber sido bautizados y haber recibido el Espíritu de filiación divina, con gozo exultante, clamaban por primera vez: “¡Abba, Padre!”. Pablo, recoge este clamor dos veces (Ga 4,16; Rom 8, 14-17).

3.5 Por los testimonios patrísticos podemos imaginar la emoción de los catecúmenos al recibir el Padrenuestro. Llegados del paganismo, con una idea extraña de Dios, en las catequesis prebautismales se les descorría el velo del misterio de Dios. Se sentían amados; más aún, se les anunciaba que por el bautismo iban a ser realmente hijos de Dios; le podrían invocar como Padre. Su existencia cambiaba radicalmente, inaugurando un nuevo estilo de vida. “Por una transmisión viva, el Espíritu Santo, en la ‘Iglesia creyente y orante’ [DV 8], enseña a orar a los hijos de Dios” [CEC 2650].

3.6 El Padrenuestro es una oración eclesial, una oración coral, de la comunidad: Padre nuestro, venga a nosotros tu reino, danos el pan nuestro, perdona nuestras ofensas, no nos dejes caer, libranos del mal. Es la madre la que enseña al hijo a reconocer al padre y a decir “papá”. Es la Iglesia la que nos enseña a reconocer a Dios como Padre y la que nos entrega la oración del Padrenuestro, invitándonos a unir nuestra voz a la voz de la asamblea, que se atreve a invocarlo como Padre. Tertuliano nos dice:

3.7 Quien confiesa a Dios como Padre, profesa también la fe en el Hijo. Pero quien confiesa la fe en el Padre y el Hijo, anuncia también a la Madre, la Iglesia. Sin ella no se da allí ni el Hijo ni el Padre.

3.8 Para hablar con Dios, hace falta humildad y audacia. Es la actitud de nuestro padre en la fe. Abraham, polvo y ceniza, considera una osadía hablar a su Señor: “en verdad es atrevimiento el mío al hablar a mi Señor; ya que soy polvo y ceniza” (Gén 18,27). Y llamar a Dios Padre seria una temeridad, si el mismo Hijo de Dios no nos hubiera animado a hacerlo, como nos recuerda la Iglesia en la liturgia eucarística: “Fieles a la recomendación del Señor y siguiendo su “divina enseñanza, nos atrevemos a decir: Padre nuestro”. Como nos dice san Pablo: “Cristo Jesús, Señor nuestro, es quien, mediante la fe, nos da valor para llegarnos confiadamente a Dios” (Ef 3,12).

3.9 La llamada liturgia de san Juan Crisóstomo hace preceder la oración del Padrenuestro con la monición: “¡Oh Señor!, dígnate concedernos que con alegría y sin temeridad osemos invocarte a ti, Dios de los cielos, como Padre, y que digamos: Padre nuestro…”.

3.10 Y san Cipriano nos invita a vigilar, prestando atención con todo el corazón a lo que decimos: “¿Cómo puedes pedir que Él te escuche, cuando no escuchas siquiera tú mismo?”. Dios escucha no las palabras de la boca, sino la voz del corazón. Ana, modelo de la Iglesia, oraba a Dios en lo íntimo de su corazón, hablaba más con el corazón que con la boca, porque sabía que de este modo el Señor escucha a quien le reza; así obtuvo lo que había pedido con fe. Dice la Escritura: “Hablaba con el corazón y sus labios apenas se movían, y no se oía su voz… y el Señor la escuchó” (1 Sam 1,13). También en los salmos leemos: “Hablad en vuestros corazones” (Sal 4,5)

 

 

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