Una frase famosa, y muy sabia, que se atribuye a diversos autores es esta: “En lo esencial unidad, en lo dudoso libertad, en todo caridad.”
Esa frase es importante por dos razones: (1) Nos muestra que hay cosas ESENCIALES, que no son negociables. Nuestra fe en Dios, como lo enseña la Biblia y como lo ha predicado siempre la Iglesia entra en ese campo. (2) Pero también nos muestra que NO TODO es “esencial” y que pretender que haya unanimidad hasta el último detalle termina siendo opresivo y contrario al Evangelio.
En temas de política, de interpretación de hechos históricos, o actualmente en temas de vacunación, muchos quieren volver todo “esencial” y obligar a todos a que piensen de una sola manera. No es buen camino y termina dejando divisiones y heridas. Parece más sabio reconocer que estamos ante hechos muy complejos en los que caben distintas posturas en nosotros como simples ciudadanos. Podemos exponer nuestros puntos de vista, y argumentarlos serenamente, pero pretender imponernos cosas unos a otros no ayuda ni a la sociedad ni a la Iglesia.
Se requiere, pues, serenidad, sensatez, prudencia y caridad. nuestras comunidades y grupos no tiene por qué pagar el precio de posturas inflexibles. estamos llamados a mejores cosas.