Uno de los rasgos por los que seguramente será recordado el Papa Francisco es por su opción de preferir, en general, para sus viajes apostólicos, a aquellas comunidades que tienen minoría de católicos. Si repasamos sus viajes comprobaremos que tal ha sido el caso.
Ejemplo de estos países: Jordania, Corea del Sur, Albania y Turquía (2014); Sri Lanka, Filipinas, Bosnia y Herzegovina, Ecuador, Bolivia, Paraguay Kenia, República Centroafricana y Uganda (2015); Grecia, Armenia, Georgia, Azerbaiyán y Suecia (2016); Egipto, Bangladés y Myanmar (2017); Suiza, Estonia, Letonia y Lituania (2018); Emiratos Árabes Unidos, Marruecos, Macedonia del Norte, Bulgaria, Rumanía, Mozambique, Madagascar, Mauricio, Tailandia y Japón (2019), Irak, Eslovenia, Hungría (2021).
Claramente el Papa ha querido enviar un mensaje al pueblo cristiano con este modo de obrar: su prioridad han sido las pequeñas comunidades de las periferias. Y decía Cristo: “el que tenga oídos para oír, que oiga”.