“Si yo en este momento me encontrara ante San José, ¿ante quién estaría? Se me ocurren algunas cosas; por supuesto, nada exhaustivo. Lo primero: ante un hombre sereno, un hombre enteramente pacificado por la gracia; sin sobresaltos, sin gestos duros, sin nada no redimido, sin tensiones, sin conflictos internos…”
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