La cualidad por la que es más recordado, exaltado e invocado San Luis Gonzaga es la pureza. Este joven jesuita parece que vino a esta tierra a dejar un mensaje breve, luminoso y alegre sobre el sentido de esta virtud tan poco apreciada en nuestro tiempo.
Su ejemplo es tanto más notable cuanto que suele pensarse que el tiempo del desarrollo corporal y de la fuerza de la juventud hace poco menos que imposible predicar palabras como castidad o pureza. En lo personal, considero que solemos subestimar la capacidad de combate y victoria que hay en nuestros jóvenes, si sabemos presentar con claridad los verdaderos ideales. Al fin y al cabo, la juventud es también el tiempo de los ideales que marcarán toda la vida.
Hace poco tuvimos en Colombia una serie de protestas que a menudo degeneraron en violencia. Sus efectos no han terminado todavía. Y fueron muchos los jóvenes, incluyendo universitarios, que participaron en esas marchas dando voz a los reclamos por la justicia, o en algunos casos, prestando sus brazos para destruir propiedad pública. Yo sólo me pregunto: ¿qué sucedería si ellos, esos mismos que tienen tanta resistencia para rebelarse contra el orden injusto del mundo, pusieran su juventud al servicio de Cristo, Rey de Reyes?