El Señor es mi pastor,
la vida ha dado por mí;
yo su voz he de escuchar
y suyo siempre seré.
Yo soy el buen pastor,
doy la vida a mis ovejas,
por su nombre yo las llamo
y con gran amor me siguen.
Yo no soy el mercenario;
doy la vida a mis ovejas;
por su nombre yo las llamo
y con gran amor me siguen.
Yo conozco a mis ovejas
y ellas también me conocen,
como el Padre me conoce
y también conozco al Padre.
Tengo otras ovejas lejos
y es preciso que las traiga.
Mi llamado escucharán
y se hará un solo rebaño.
Mis ovejas mi voz oyen
y me siguen por doquiera.
Yo les doy la vida eterna
y ellas no verán la muerte.