Padre Nelson, con motivo de la fiesta de San Lorenzo, me he encontrado con la palabra “diácono” con frecuencia. Y me encontré que había diáconos “permanentes” pero también que en la preparación al sacerdocio hay como una etapa en que son “diáconos” (supongo que fue su caso, con todo respeto, padre). ¿Puede ayudarnos a aclarar el tema? –G.L.
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Encontré este magnífica explicación, que comparto:
Desde los inicios de la iglesia a la era medieval, el diaconado era una orden especifica dentro de la iglesia. Un diácono trabajaba muy cerano a su obispo, recibiendo a menudo responsabilidades substanciales, incluyendo la administración judicial y financiera de la iglesia local. La autoridad de los diáconos llevó a San Jerónimo decir, “el archidiácono se considera herido si es ordenado sacerdote”. Durante el primer milenio del cristianismo, un número de diáconos fueron elegidos Papa, necesitando ser ordenados sacerdotes y obispos antes de tomar la Sede de Pedro. Después del Concilio de Trento en el siglo XVI, la función del diácono fue puesta a una lado, convirtiéndose en un mero paso para aquellos aspirando a la ordenación sacerdotal. En la actualidad, el diaconado transitorio es un tiempo de aprendizaje y preparación antes de la ordenación sacerdotal.
En contraste a los diáconos transitorios están los diáconos permanentes. Durante el Concilio Vaticano II, el Papa Pablo VI pidió al Concilio restaurar la Orden Diaconal una orden permanente donde los diáconos asistirían a los sacerdotes en lugar de los obispos. En vez de ser un asistente del obispo como en el pasado, cuando la orden fue restaurada en 1967, los diaconos se convirtieron en asistentes de los sacerdotes a nivel parroquial. Además de ser un asistente del párroco en las necesidades de la comunidad local, el diácono permanente tiene ciertos roles litúrgicos: puede bautizar, oficiar matrimonios, administrar sacramentales, realizar funerales, leer la Sagrada Escritura, predicar e instruir a los fieles. El diácono tiene un papel que desempeñar durante la celebración eucaristica y en los otros sacramentos. Un hombre casado puede ser ordenado diácono permanente, pero una vez ordenado, si el hombre es soltero o enviuda, él se compromete a vivir una vida célibe.
El Concilio Vaticano II previó que los diáconos permanentes serían más numerosos en países donde la necesidad de sacerdotes era mayor, especialmente en África y América del Sur. Sin embargo, la mayoría de los 42.000 diáconos permanentes del mundo están en los Estados Unidos y Europa. Una posible explicación de esta realidad es que hay mas candidatos en los Estados Unidos y Europa con tiempo libre para dedicarse a los estudios necesarios para la ordenación diaconal.
El año pasado en una reunión de diáconos con el Papa Francisco, mientras les recordaba que su llamado principal es al servicio, el Papa dijo: “el que sirve no es esclavo de la agenda que establece, sino que, dócil de corazón, está disponible a lo no programado: solícito para el hermano y abierto a lo imprevisto que nunca falta y a menudo es la sorpresa cotidiana de Dios…. queridos diáconos, viviendo en la disponibilidad, su servicio estará exento de cualquier tipo de provecho y será evangélicamente fecundo”.
Concluyo con las palabras hermosas y desafiantes que el obispo dice al diácono recién ordenado al entregarle el evangeliario, “recibe el Evangelio de Cristo en cuyo heraldo te has convertido. Cree en lo que leas, enseña lo que creas y practica lo que enseñes”.
Padre Pablo Migone, Canciller de la Diocesis de Savannah y reside en la Catedral de San Juan Bautista, Savannah.