ROSARIO de las Semanas 20200715

#RosarioFrayNelson para el Miércoles:
Contemplamos los Misterios de la Infancia de Jesús

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la infancia contemplamos la Anunciación a María Santísima y la Encarnación del Hijo de Dios.
  2. En el segundo misterio de la infancia contemplamos la visita de la Virgen Madre a su pariente Isabel.
  3. En el tercer misterio de la infancia contemplamos el sufrimiento que pasó San José, y la fe amorosa que tuvo.
  4. En el cuarto misterio de la infancia contemplamos el Nacimiento del Hijo de Dios en el humilde portal de Belén.
  5. En el quinto misterio de la infancia contemplamos la Epifanía: Jesús es luz para las naciones, y así es adorado por unos magos venidos de Oriente.
  6. En el sexto misterio de la infancia contemplamos la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén.
  7. En el séptimo misterio de la infancia contemplamos a Jesús Niño en el templo, ocupado de las cosas de su Padre del Cielo.

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LA GRACIA 2020/07/16 La Virgen María no se desentiende de la iglesia que peregrina

MEMORIA DE NUESTRA SEÑORA DEL CARMEN

La Santísima Virgen María se hace presente para que crezca la vida cristiana en nosotros, para que crezca Cristo en nosotros.

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LA BIBLIA – Día 196 de 365

Fr. Nelson Medina, O.P. lee contigo el texto completo de la Sagrada Escritura – Día 196 de 365

2 Crónicas 28–29
Proverbios 21,16-31
Romanos 14

Lo que se ha publicado de esta serie de lectura de la Biblia.

Formación católica todos los días: amigos@fraynelson.com

Predicación y más oración: https://fraynelson.com/blog

Seguimos el texto publicado en la página web del Vaticano.

El tema teológico de las partículas

Padre Fray Nelson una pregunta con respecto a recibir la comunión en la mano, si bien es cierto está permitido y al menos en mi diócesis por este tiempo han pedido que lo hagamos en la mano. Por ello al ser así como debemos manejar la parte en que posiblemente se puedan quedar partículas en la mano que no se alcance a observar, que deberíamos hacer después de recibir a nuestro amado Jesús en la mano y comulgar. —

* * *

El tema de las partículas es cierto pero tampoco debe llevarse hasta el extremo. Voy a citar primero tres ejemplos:

(1) Una persona va a la Santa Misa y comulga, recibiendo además la Comunión en la boca. Siente que algo de la hostia consagrada quedó en su boca, entre sus dientes, aunque intenta obrar de la mejor manera consumiendo todo. Dos horas después, cuando va a comerse un sandwich, todavía le asalta el temor de revolver sandwich y eucaristía.

(2) Un sacerdote celebra con devoción la Santa Misa. Es un hombre que recibió el llamado vocacional después de hacer estudios de química pura. Un día le asalta un pensamiento: las condiciones de volatibilidad del vino hacen que partículas de vino abandonen el líquido y simplemente floten por el aire. Por eso, al sentir, después de la consagración, algo del aroma propio del vino, que por supuesto ya él no reconoce como vino sino como Sangre de Cristo, le entra angustia de pensar que la Sangre del Señor terminará posándose quién sabe dónde.

(3) En la Santa Misa se utilizan unos paños llamados “purificadores.” Es obvio que en un purificador quedan partículas, en general, minúsculas, de la Hostia Consagrada, y además es visible un rastro del vino consagrado, es decir, Sangre Preciosa del Señor. ¿Qué se debería hacer con ellos, con los purificadores? En la práctica es necesario lavarlos. ¿Y qué pasa con esas micro-partículas?

Por esta clase de análisis, y otros parecidos, uno ve que, sin negar la presencia real de Cristo entero en cada partícula, hay un límite en lo que puede suceder a los “accidentes” de pan y vino. Escribe Santo Tomás de Aquino (S.Th. III q. 77 a. 4) :

Ya que el cuerpo de Cristo y su sangre suceden en este sacramento a la sustancia del pan y del vino, si los accidentes sufren una inmutación que no es suficiente para corromper el pan y el vino, esta inmutación no provoca la desaparición del cuerpo y de la sangre de Cristo en este sacramento, ya sea la inmutación por parte de la cualidad, como cuando cambia un poco el color o el sabor del vino o del pan, ya sea por parte de la cantidad, como cuando se divide el pan o el vino en unas partes en que se salva todavía la naturaleza del pan y del vino. Pero si la inmutación es tan profunda que la sustancia del pan y del vino se corrompe, no permanece el cuerpo y la sangre de Cristo en este sacramento. Y esto, tanto por parte de las cualidades: como cuando cambian tanto el color, el sabor y las otras cualidades del pan y del vino que en modo alguno se hacen compatibles con la naturaleza del pan y del vino, como por parte de la cantidad: como si se pulveriza el pan o se minimiza tanto el vino que ya no quedan allí las especies de pan y de vino.

De tal modo que, ya se trate de comulgar directamente en la boca, o recibir la Sagrada Eucaristía primero en la mano, lo que debe hacerse es tener el cuidado y la delicadeza (sin obsesiones) de verificar que no queda nada que podamos reconocer.