“El corazón de piedra del hombre moderno necesita ser «ablandado» por la mirada amorosa del Corazón de Dios. Para poder percibir esa mirada, el hombre tiene que contemplarlo desde su ser criatura. Sentir y conocer la propia pequeñez y la propia limitación es una de las condiciones previas para «sentir» y vivir la devoción al Sagrado Corazón…”
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