“Luego de los hechos ocurridos en el Vaticano durante el Sínodo de Amazonia, que parecen ser el non plus ultra de la abominación, muchas voces católicas se han llamado a silencio, atónitas, sin saber más qué argüir para justificar lo injustificable, mientas una inmensa cantidad de fieles siguen adormecidos sin conciencia de la gravedad de las cosas. Y creemos que es peligroso ese adormecimiento, como lo es la anestesia en un cuerpo muy debilitado…”
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