“Los saludo calurosamente a todos y confío su vida y la de sus familias a Dios. ¡También recen por mí! Que sus familias se reúnan diariamente para rezar el Rosario bajo la mirada de la Virgen Madre, para que en ellas nunca se agote el aceite de la fe y la alegría, que fluye de la vida de sus miembros en comunión con Dios”, afirmó el Papa.
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