Te tengo una pregunta, fray: Dios nos eligue a TODOS para una misión ESPECIAL o especifica ? Como se q esa es la mision encomendada? — T.C.
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Dios no juega ni a las adivinanzas ni a las escondidas con nosotros. Nos habla de muchas maneras y, de manera ordinaria, la respuesta fiel que le damos en un paso abre el camino para que podamos descubrir su querer en el siguiente paso. Así sucedió con Abraham. Observemos que, hablando metafóricamente, Dios no le dio las coordenadas del GPS de la “meta” sino que le dijo: “yo te mostraré…” Así es Dios con nosotros: cada día nos va dando la luz necesaria para ese día, así como cada día nos da el pan “de cada día.”
De nuestra parte, hay cosas que podemos hacer para escuchar con mayor frecuencia y sobre todo, con mayor fidelidad y profundidad al Señor:
1. Educar nuestra conciencia y vivir, con la ayuda del Señor, en su gracia y en su amor.
2. Hacer oración frecuente, no para centrarnos en nuestros deseos y en nuestras preguntas, sino para conocerle, agradecerle sus bienes y alabarle. La adoración hace mucho tiempo porque nos dispone para ser instrumentos de su bondad.
3. Escuchar a menudo su Palabra, de modo que su pensamiento y sus planes entren en nuestro corazón como por “ósmosis” y configuren nuestro modo de tomar opciones.
4. Mirar el ejemplo de los santos, no para repetir como fotocopias lo que ellos hicieron, sino para dejarnos inspirar por sus grandes virtudes: su amor, su valentía, su generosidad, su disponibilidad, su humildad.
5. Escuchar con serenidad nuestro propio corazón y ver los frutos que damos en los esfuerzos e intentos que hacemos. Allí donde veamos mayor y mejor fruto, y allí donde el corazón vaya encontrando paz, alegría, camio abierto, seguramente nos está hablando el Señor. No es único ni el primer criterio pero también cuenta, claro que sí.