El amor no debe ser una abstracción, un ideal lejano o una simple palabra sino una realidad cotidiana, conocida y vivida en cada etapa de la vida:
Escuchar
Dar tiempo
Mostrar capacidad de dar e incluso de perder algo por la otra persona
Acoger en tiempos de devastación
Construir soluciones junto con la otra persona
Compartir momentos duros y también alegrías
Enseñar, acompañar procesos, hacer camino con el otro
Expresar el afecto de un modo proporcionado y puro a través de nuestro cuerpo
Entender las equivocaciones y no quedarse dando vueltas alrededor de ellas
Dar la certeza del afecto y apoyo más allá de la distancia y el tiempo.