Padre Nelson, estos últimos días he visto que ha pedido algunas oraciones por el Capítulo Provincial de los Dominicos de Colombia. Me llama la atención la palabra “capítulo.” Uno entiende por el contexto que es una especie de reunión de ustedes pero, ¿por qué se llama así? Dios lo bendiga en su evangelización. — K.H.
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El origen de esa palabra es bien interesante. Proviene del mundo de los monjes. Para renovar el fervor de los monjes se hizo costumbre hacer reuniones periódicas en las que se leía un capítulo de la Biblia o de la Regla del respectivo monasterio. Claramente la intención era evitar el olvido y el declive del amor a la vocación, cosa que fácil y frecuentemente nos pasa a los seres humanos. Luego esas reuniones se extendían con algún comentario o amonestación por parte del superior, usualmente el abad: algo así como una homilía a partir del texto leído, tratando de hacerlo más cercano y aplicable a la realidad de esa comunidad concreta.
El siguiente paso fue pasar de las reuniones con fines puramente espirituales y vocacionales a las reuniones con mayor participación, por ejemplo, para discutir con el Consejo del Monasterio qué acciones debían tomarse en determinadas circunstancias. La idea era que la luz del texto leído (del “capítulo” leído) sirviera de guía e iluminación sobre las resoluciones que hubiera que tomar en comunidad.
Y así llegamos a la situación actual: un capítulo de una comunidad religiosa es una reunión de consagrados o consagradas de una misma comunidad, en la que es necesario discernir sobre distintas cuestiones y también decidir qué es lo mejor para la comunidad, a la luz del Señor.