Al referirnos desde el punto de vista de nuestra fe a las realidades últimas, o al hablar de las realidades primeras, las propias de la creación, un tema que se trata poco es el de los seres puramente espirituales. Son seres que existen y que no tienen una constitución material, y por lo tanto, no se relacionan con el tiempo como nosotros lo hacemos. Expondremos una síntesis en cuatro partes.
- SobSobre naturaleza y origen
Cuando se habla de seres espirituales, hay una tentación frecuente y es pensar que se tratara de mitología, algo así como rezagos de pensamiento mágico que han sobrevivido hasta nuestra época.
No es un secreto que un cierto número de teólogos, incluso católicos, con cierta visibilidad, miran estos temas como si fueran cuentos de niños, temas “fósiles” (algo que no tiene vida pero que dejó un rastro), es decir, cosas que van quedando en la historia pero que corresponden a una época en la que no había los conocimientos científicos que tenemos actualmente. Es famosa al respecto la expresión de Rudolf Bultmann sobre cómo es posible que vayamos a hablar de milagros y posesiones demoníacas, en una época en que conocemos las leyes de la naturaleza y en la que nos servimos de la luz eléctrica. Para Bultmann, por tanto, es evidente que este discurso de que existen ángeles no cabe.
Mas la filosofía viene en nuestra ayuda. Es de recordar que entre la ciencia y la teología (como expresión razonada de la fe), una mediación necesaria es la filosofía, ya que, sin esta, esos dos extremos quedan demasiado distantes, y entonces resulta muy difícil admitir cualquier cosa que no sea comprobable directamente por la ciencia. He aquí el fruto de la desaparición y menosprecio de la filosofía: nos quedamos únicamente con la verdad científica, y nos quedamos con una especie de cristianismo reducido a lo puramente moral, que además solo invita a ser buena persona, a aprender a convivir en sociedad y a lograr algunas metas. Ese cristianismo, el cristianismo “buenista”, el de la superación personal, es inmanentista, logra con facilidad buena prensa porque es el cristianismo que el mundo quiere que tengamos, para no entrar en conflicto ni romper esquemas a nadie.
Por supuesto, las cosas cambian cuando se piensa, no sólo en un cristianismo que sea aceptable, sino en uno que sea verdadero.
Conclusión parcial: lo primero para tener un acercamiento a la naturaleza y al origen de los seres puramente espirituales, es una dosis de filosofía.
Al desarrollar una exposición sobre el alma hemos visto que es importante el concepto filosófico de “morphe” /forma aristotélica. Esta se refiere a la estructura, constitución y funcionamiento de una cosa, y es responsable también de la figura, pero en la medida en que la figura refleja algo de la estructura. La forma es aquel elemento de la realidad que nos permite descubrir y pensar la estructura y razón de funcionamiento de una cosa.
Esimportante destacar que la forma no es material, es decir, yo puedo tener la forma en mi cabeza sin tener que tocar; yo puedo imaginar y diseñar un cambio en el motor de un avión sin “ensuciarme” las manos. Si lo analizamos: uno puede mejorar algo sin tocarlo porque las cosas están definidas ante todo por su estructura y razón de funcionamiento, a saber, por su forma.
Este argumento filosófico nos muestra que la realidad no es solo material. Cuando uno sobre pregunta de qué está hecha una cosa, no agota el ser. Las dos preguntas fundamentales con la que nuestra inteligencia se acerca a cada ser son: ¿Esto de qué es? y ¿Esto cómo es? Cuando se responde el cómo y el de donde, se puede responder a qué es una cosa.
Este pequeño recorrido para acercarnos a la forma de la realidad, nos muestra que sí hay realidades espirituales. Lo que sucede es que es una realidad espiritual que ya tiene una materia, entonces si yo pienso en el diseño de ese motor, es decir, lo que yo tengo en mi cabeza, no es material, pero yo quiero que ese diseño no se quede únicamente en mi cabeza, sino que se materialice. Por lo tanto, es evidente que uno sí conoce y sí tiene acceso a esas realidades inmateriales y uno las suele conocer dándole forma a una materia. Pero, ¿siempre sucede así? No siempre tiene que ser así.
Si se piensa, por ejemplo, en la matemática, que nos permite asomarnos a un mundo de ciertas realidades que son cognoscibles, realidades existentes, pero realidades que no son materiales, yo no puedo asociar la realidad de un círculo con nada material, puesto que no existe el círculo perfecto. El círculo de la geometría que yo tengo en mi cabeza, no existe en la realidad, pero de alguna manera si existe. Entonces sí existen realidades que son inmateriales y que no tiene una relación directa con la materia. Eso mismo sucede con las ideas abstractas. Se sabe que la justicia es indispensable para toda sociedad, pero al pensar la justicia no se hace la pregunta de dónde habita la justicia, ó a qué huele la justicia. No se puede hacer ninguna de estas preguntas con la justicia, a pesar de que se sabe que la justicia sí existe. Esta es la manera como procede Platón y nos conduce a un tema filosófico interesante que es el tema de los universales.
Es evidente que existen realidades, y que lo existente no se limita a lo visible y lo material, sino que va más allá de lo puramente material. Cuando se habla de lo existente, esto cobija también las leyes mismas que cobijan a la materia. Por ejemplo, uno de los grandes genios del siglo XIX, Maxwell, sintetizó lo que se conocía sobre electromagnetismo en unas ecuaciones cortas que “caben en una servilleta”. Si se toma su primera ley y se quiere ver, se podría hacer un experimento para ver sus efectos, pero no hay forma de ver materialmente esa ley. En suma, la ley se aplica a la materia, pero la ley no es material. Por lo tanto, el pretender reducir lo existente a lo material es una trampa.
La primera aproximación de lo que son los ángeles y demonios, es que se trata de seres espirituales (formas), y el pensamiento filosófico de Santo Tomás llama a estos seres “formas separadas”. Tienen nombre teológico y bíblico que es ángeles, y a los ángeles caídos uno que es demonios. Por su parte, el nombre filosófico de ellos es “formas separadas”, es decir, que no están ligadas esencialmente a una materia. El alma suya como el alma mía está ligada a una materia, por tanto, su alma está esencialmente ligada a su cuerpo. Entonces su forma es una forma sustancialmente unida a la materia, lo cual significa que la materia no es un accidente de la forma. Como bien enseña Santo Tomás, el ser humano no es el alma, más bien el alma es parte de una sustancia que es el ser humano.
A estas formas separadas también se les puede llamar espíritus puros (en este caso, sin relación con la materia inmaterial y no una cualificación moral). Eso significa que cualquier intento de representación de los ángeles está condenado a severos límites, y en más de una ocasión ha hecho más daño que bien, porque cuando se habla de la eternidad, como ya se mencionó, la imaginación en la escatología no es una aliada porque nos lleva a cosas ridículas, al llevarnos a hacernos preguntas de si por ejemplo: ¿los ángeles además de cantar hosanna, que más hacen? Esa pregunta es posible hacerla usando la imaginación.
Todas las representaciones de los ángeles tienen un cierto rastro de lo que tienen las enseñanzas bíblicas, pero terminan haciendo daño. Por ejemplo, se les representa altos y fuertes porque usualmente son más poderosos que nosotros, y uno tiende a pensar que por ser alto es más poderoso que uno; se les pone alas porque se supone que son como intermediarios entre el cielo y la tierra y para moverse necesitan alas. Otra pregunta es si se deben representar como hombre o mujeres. La respuesta es que ninguna de las dos opciones porque no hay sexo en ellos. Ahí viene un problema de esas representaciones, y es que dentro de la iconografía católica empezaron a hacerse representaciones andróginas. El primer desorden en esos temas sexuales viene de artistas católicos que representan unos seres masculinos pero afeminados, con una especie de faldas, pero con piernas robustas, quizás, en muchos casos, tratando de hacer las cosas bien. Entonces es evidente que la imaginación no ayuda en esto, por eso es necesaria la filosofía.
Algo hemos dicho sobre su naturaleza, y eso tiene implicaciones, porque si los ángeles son espíritus puros (es decir, inmateriales), eso quiere decir que son de una naturaleza distinta de la nuestra y de ser así, ni nosotros nos volvemos ellos ni ellos se vuelven nosotros, es decir, como enseña nuestra fe, un ángel puede manifestarse en figura humana para alguna determinada misión, pero eso no quiere decir que sea humano. Esa transmutación algo de seres humanos a ángeles es algo muy querido por el gnosticismo. El gnosticismo en sus diversas formas, incluyendo su versión más reciente que es la nueva era, gusta de presentar a los ángeles como la última etapa en la evolución espiritual de un ser humano. Hay un cierto sabor parecido a esto del gnosticismo en la manera como Arrio se presenta a Jesucristo; él presenta al logos como una especie de altísima creatura, pero que al mismo tiempo se manifiesta en figura humana.
Por su naturaleza, los ángeles son formas separadas y hay un camino de llegar a ello. Tenemos formas de refutar a Bultmann, y en el siglo XXI podemos hablar de ángeles porque podemos hablar de formas separadas y al hablar de formas no se hace ofensas a la ciencia o a la inteligencia humana. En el siglo XXII o XXIII seguirá siendo necesario hablar de formas y de que hay un excedente entre la realidad y la materia. Es decir, no toda realidad es materialidad.
Ahora bien, en cuanto al origen de estas formas, la filosofía no puede decir nada, pero muestra que es posible y que no hay un absurdo al hablar de los ángeles. Por otra parte, si nosotros nos remitimos al dato revelado, es claro que el pueblo de Dios descubrió a Yahvé, el que los liberó de Egipto, como el creador, en especial en el destierro en Babilonia donde ellos tuvieron que enfrentarse a multitud de deidades. Los caldeos cuando arrasaron Jerusalén, estaban invocando a sus deidades y querían entregar en honor de sus dioses, el botín logrado en Jerusalén. Entonces los israelitas podían preguntarse si esos dioses eran más poderosos que Yahvé. Ellos tienen que repensar su fe, y llegan a la conclusión sorprendente de que, por encima, ya no solo del universo material sino también de cualquier universo espiritual, está el Dios que los ha liberado de Egipto. Su demostración práctica es la que acontece cuando vuelven del destierro, es decir, el hecho de que Ciro, rey de Persia, quebrante el poder de los Caldeos, y a partir de esa jugada política los israelitas puedan volver a su tierra, les hace descubrir que, por encima del ajedrez político sobre la tierra, hay uno que manda y está por encima del dios de los caldeos y los persas. Dicho de otra manera, la teología de la creación se afianza y se acrisola en el destierro, porque en el destierro ellos tienen que enfrentarse a pueblos que abiertamente proclaman otros dioses.
En resumen, el único origen de toda fuerza material o espiritual está únicamente en Dios. Esto es lo que parece estar contenido en la frase del génesis “creó Dios el cielo y la tierra”, y estos cielos no son el firmamento, porque el firmamento es creado días después cuando aparece la creación de la luna el sol y las estrellas. Estos cielos creados al principio son la afirmación del origen de todos estos seres espirituales. Por eso los ángeles en la Biblia son vistos como corte del rey que es Dios, y en otros pasajes son vistos como hijos (una participación muy alta en su naturaleza).
2. Si todo lo que Dios ha creado es bueno, entonces ¿de dónde viene el mal?
Para otros pueblos, esa no era una pregunta demasiado ardua. Dentro del mazdeísmo, del zoroastrismo, y del maniqueísmo, el mal es tan antiguo como el bien. Para Manez la clave es que hay dos principios, uno luminoso y santo; y otro principio que es material y corporal. Entonces son dos divinidades que están siempre peleando, y el terreno donde se realiza de manera principal ese combate es en el corazón humano. Entonces dentro del esquema maniqueo el problema del mal no es un problema, sino son dos dioses que llevan peleando toda la vida en el corazón de cada uno.
Sin embargo, esto para los israelitas es inconcebible porque no hay nadie que compita contra Dios, porque Él es incomparable, y no hay nadie como Dios. El mal aparece a partir de un dato de naturaleza y creación, y es a partir de la libertad. En principio, donde hay inteligencia y capacidad de amor, hay capacidad de decisión y donde hay verdadera inteligencia, hay verdaderas opciones. Por ejemplo, un animal no tiene opciones, porque él es “vivido” por los estímulos que le llegan y no puede frenar los estímulos. Así, cuando llega la época de celo entre los leones, el león se excita y la leona quiere sentir, y no se encuentra el caso de un león que, pudiendo tener sexo, decide hacer penitencia. Es decir, los animales no tienen un “no” hacia adentro. Por lo tanto, la esencia de la libertad parece que está en poder ver más y en poder decirse “no” a sí mismo.
La libertad nace en la capacidad real de reconocer opciones, es la razón por la cual ningún animal hace dieta, votos, o hace algún esfuerzo sostenido que no esté gobernado por un estímulo, por eso el animal, en cierto sentido, no vive su vida, sino que su naturaleza le vive la vida. Pero donde hay inteligencia, hay opciones y si hay inteligencia y amor entonces hay libertad. Acá surge una pregunta y es si puede surgir inteligencia sin ningún tipo de amor. La respuesta es que no, porque nosotros somos seres contingentes y no somos necesarios, es decir que cada uno de nosotros es fruto de una decisión, de un amor del Dios creador, del Dios que ha creado todo en libertad. Ese amor permanece en mí como deseo mío de estar en el ser. Si un animal perdiera todo estímulo, y todo deseo de estar en el ser, no dormiría ni se cuidaría. La única manera como puede permanecer el amor creador en la criatura, es lo que se conoce como instinto de supervivencia, es decir el instinto de supervivencia es el eco en mí del amor que me creó. En otras palabras, el deseo de ser que hay en nosotros, es el eco del deseo de ser que tuvo Dios al crearnos. Entonces no podemos existir sin el deseo de ser, y no podemos existir sin amar. Eso significa que donde hay inteligencia necesariamente hay amor y donde hay inteligencia y amor hay libertad y donde hay libertad existe la posibilidad de decir no, y si existe esa posibilidad, existe también la posibilidad de negarse, de rebelarse y de negar a Dios.
A este respecto, San Agustín advierte que el mal no tiene una explicación última, porque si hubiera una explicación lógica del mal, el mal no sería malo. Entonces el mal tiene algo de absurdo y uno se da cuenta que la libertad implica la posibilidad de hacer cosas absurdas, y ahí entendemos el origen del mal: es una decisión absurda fundamentada en la libertad la cual a su vez se fundamentan en el hecho de tener inteligencia y voluntad. Los seres espirituales tienen inteligencia y voluntad.
¿Qué tipo de inteligencia tienen ellos? Como no están sujetos al tiempo, su inteligencia es intuitiva (esta inteligencia ve y conoce todo lo que puede ver y conocer desde que el ser existe), y la nuestra es discursiva (inteligencia que avanza haciendo deducciones y descubrimientos). Como la inteligencia de ellos es plena, es decir que no es como el amanecer que va aumentando la luz, sino que cuando el ángel empieza a existir, ya tiene toda la luz que tendrán en toda la eternidad, entonces el ejercicio de su voluntad también es irreversible. Esa es la grandeza, pero eso esa también es, en cierto sentido, la tragedia de los ángeles. Nosotros podemos tener conversión porque tenemos la dimensión temporal y descubrimos cosas que antes no veíamos, pero si pudiéramos ver todo de una vez, no es posible ningún cambio. En el caso de las formas separadas, no hay posibilidad de cambio, lo cual implica que desde que ellos existen, hay una sola decisión y es la aceptación o rechazo de su lugar en el plan de Dios. Si aceptan, esos son los ángeles, y si rechazan ese plan, es el caso de los demonios. Esa es la consecuencia que tiene la libertad. Eso es irreversible porque no existe el tiempo para ellos.
¿Los ángeles tienen un tipo de jerarquía? La filosofía sólo puede decir que esa jerarquía es posible, y una manera de entenderlo es el darse cuenta que en muchas ciencias abstractas (por ejemplo, matemática y lógica) hay jerarquías, y es el caso en los teoremas. Es decir, así como hay una jerarquía en las ideas muertas (como la matemática, que no mueve su ser por sí misma), así también puede haber una jerarquía en los seres espirituales. En concreto, recogiendo muchos elementos de la Sagrada Escritura, hacia el siglo IV, un escritor y teólogo que escribe bajo el seudónimo de Dionisio, y que por consiguiente fue considerado como el Dionisio de Hechos de los Apóstoles, capítulo 15, se hizo discípulo de Pablo, y empezó a escribir sobre la jerarquía celestial. Esa obra tuvo gran importancia en la edad media, y para muchos autores como Santo Tomás, Dionisio era como una puerta hacia el pensamiento místico de San Pablo.
Hay dos obras principales del Dionisio que tuvieron un gran impacto en la edad media: “Sobre los nombres de Dios” y “La jerarquía celestial”. En esta última obra, Dionisio recopila datos principalmente bíblicos, pero también unos extra bíblicos para enseñar que hay un total de 9 coros de ángeles: 3 superiores, 3 intermedios y 3 inferiores. Los 3 superiores tienen que ver fundamentalmente con la adoración, los tres intermedios tienen que ver con la relación con el mundo visible y el gobierno de la creación; y los tres inferiores tienen que ver con las inspiraciones y guías a personas o instituciones humanas (como los ángeles de la guarda). También en esa obra, Dionisio, alude a la relación que hay dentro de estas jerarquías y se hace preguntas como si un ángel puede conocer a través de otro ángel, es decir si entre ellos hay también maestros, a lo cual responde positivamente.
Este tema de la relación entre los ángeles es particularmente importante cuando se piensa en el tipo de acción de los demonios: Parece haber un respaldo bíblico a esa teoría, porque da la impresión de que los ataques de los demonios tienen una cierta estructura, es decir que hay una cierta jerarquía en el modo de atacar de los demonios. Es de recordar, por ejemplo, que hay nombres específicos que se le dan, como al primero de los demonios, a veces se le llama Lucifer o Satanás. Cuando se utiliza la palabra diablo en singular, tienen también una connotación parecida y es evidente que es presentado como el príncipe, el primero entre muchos. Daría entonces la impresión de que de todos los coros de ángeles hubo rebelión, y que, de alguna manera, el ataque de los espíritus de las tinieblas refleja también ese tipo de jerarquía en la manera de atacar.
3.Sobre la relación de los ángeles con la creación visible
Científicos de nuestra época como Paul Davies, dicen que el gran problema de la física del futuro, no está tanto en la materia sino en las leyes, es decir que el problema mayor no es el origen de la materia sino el origen de las leyes. Este año murió Stephen Hawking, quien en sus últimos escritos batalló mucho con el origen de la materia y las leyes. Su posición en este tema es que posible derivar la existencia de la materia a partir de ciertas características de los campos cuánticos que están asociados con las partículas elementales, es decir que lo que nosotros llamamos “vacío”, nunca está vacío. Lo que nosotros llamamos “vacío”, sin embargo, tendría campos cuánticos que están asociados con las mismas partículas. Bajo este argumento es que Hawking muestra que no se necesita de un Dios para hablar de creación. Él está jugando con la palabra “vacío”, puesto que está presentando al vacío como si fuera la nada. La “nada” en filosofía siempre ha significado la ausencia absoluta de todo y Hawking dice que “nada” es la ausencia de materia, pero dejando los campos cuánticos. Entonces al tener campos cuánticos no se tiene la “nada” filosófica, donde se ve que el razonamiento de Hawking demuestra o grave ignorancia, o mala intención. Aunque su respuesta fuera correcta, sigue pendiente el tema del origen de las leyes. Su última propuesta es que no existen solamente este universo con estas leyes, sino que existen otros universos con otras leyes, de manera que todo el rango posible de leyes de universos sucede en los múltiples universos que existen: esa se llama la teoría del multiverso. Esto quiere decir que si hay muchos universos con diversas leyes quiere decir que las leyes en que nosotros nos movemos, vivimos y existimos, no tienen nada de especial, simplemente fueron las que nos tocaron a nosotros.
Una vez más uno se da cuenta que desde el punto de vista filosófico, es demasiado pobre la postura de Hawking, porque aun suponiendo que fuera verdad, esto no explica porque existen los universos ni por qué tienen esas leyes. Entonces el origen de las leyes no se resuelve con el multiverso ni tampoco como quería Albert Einstein, es decir presentando síntesis de leyes en otras leyes, que crea solamente jerarquías, pero no se termina de resolver el problema.
Hay gente que está tomando en serio que ahí está un puente real con las formas separadas. Tiene todo el sentido que los ángeles, que son formas separadas, sean responsables de las leyes que gobiernan el mundo visible. Siguiendo el razonamiento que se ha hecho acá, se ve que tiene toda la lógica. Pero de nuevo la imaginación hace daño terrible. Por ejemplo, los medievales trataron de expresar esa misma idea con dibujos de ángeles empujando planetas y eso ha servido para burlas y blasfemias. Por supuesto que no se trata de ángeles empujando planetas, sino que las leyes correspondientes ni siquiera son los ángeles (acordarse que las leyes son ideas maravillosas pero muertas). Lo que se quiere decir no es que los ángeles estén sosteniendo las leyes, sino que el designio de los ángeles, a su vez sometido a la voluntad del Dios creador, es la que hace posible las leyes. Entonces uno llega a una conclusión que tiene relación con el libro del libro del apocalipsis, donde el guía es un ángel que le va mostrando a este visionario, Juan, distintas cosas, y hacia el final del libro, Juan se voltea hacía el ángel y queda tan fascinado que cae y se postra ante el ángel y es el ángel quien le dice que a él no lo adore sino sólo adore a Dios.
4.Presencia de los ángeles en la sagrada escritura
Hay muchas alusiones de ellos en la Biblia, y ellas concuerdan en los elementos fundamentales, con lo que ya se ha explicado, es decir, que son creación de Dios, sometidos a la voluntad de Dios, que ninguno es mayor de Dios, que a través de ellos se cumple la providencia y que tienen relación con el mundo visible. En muchos pasajes aparecen como actores irrelevantes en el contenido del texto: por ejemplo, cuando Jesús dice que “el reino de Dios es de los que son como niños, y cuidado con ofender a estos niños. El que los ofenda, más le valdría que le pusieran una rueda de molino al cuello y lo arrojaran al mar”, esa enseñanza no requiere ángeles por ninguna parte, más, sin embargo, el pasaje también dice: “les aseguro que los ángeles de ellos están viendo el rostro de mi Padre todo el tiempo”. Entonces, esto es lo que se llama una “afirmación gratuita”. ¿Cómo explicar y entender las afirmaciones gratuitas sobre existencia de ángeles?, ¿esas afirmaciones qué función literaria estaría cumpliendo? (porque la teoría de los escépticos es que los ángeles cumplen una función literaria, ellos tratan de des sobrenaturalizar el evangelio).
Para entender un poco mejor lo que es una afirmación gratuita, si por ejemplo, una persona tiene mucha sed y otra le dice “con mucho cariño te doy este vaso de agua, y me le das un saludo a tu ángel”, naturalmente lo que la persona necesitaba era solamente el agua, entonces uno se pregunta el por qué habla de un ángel. Eso es lo que pasa en varios textos bíblicos.
Esta afirmación de Jesús en este verso sobre los ángeles, es un dato del que Jesús tiene plena conciencia y quiere que nosotros aprendamos, porque para que crezca el cuidado hacia los niños no era necesaria la frase de los ángeles, ya que lo que Jesús dice no es “los niños ven a Dios”, sino que “los ángeles de los niños ven a Dios”. En síntesis, en la Biblia hay muchas alusiones de ángeles que ciertamente son fuente importante para una sana angelología, pero para aquellos escépticos e incrédulos que dicen que estas alusiones de ángeles son únicamente recurso literario, se les puede cuestionar con aquellos pasajes en los que las afirmaciones son gratuitas.
Varios de los comentadores de Santo Tomás dicen que tiene mucho sentido hablar de la existencia de los ángeles porque se tiene lo existente, material y temporal, como es la creación, y se tiene lo existente inmaterial y eterno, como es Dios, pero ahí queda un vacío, porque da la impresión de que la creación quedaría incompleta de lo existente inmaterial que no es eterno, que es el caso de las formas separadas (ángeles).
Esto es una pequeña síntesis que pueda dar luces a algunos temas de escatología y que puede servir en el servicio pastoral.