Principio de complejidad: No hay una receta única para apresurar la llegada del Reino de Dios.
Principio de formación permanente: Absolutizar el aquí y el ahora es obrar como enemigo de sí mismo
Principio de discernimiento: A cada decisión le debe preceder una pregunta: ¿Cuál es la puerta?
Principio de santidad personal y comunitaria: Solo unidos a Dios avanza la Historia a su fin propio.
Principio de la santa astucia: Hemos de ser hábiles para desenmascarar sin amargura y para lograr que el bien sea tan atractivo como sea posible.
Principio de proporción temporal: Así como cosechamos de lo que otros sembraron, hemos de sembrar sabiendo que otros cosecharán.
Principio de doble pertenencia y doble excelencia: Las razones del laico deben ser capaces de dialogar con todos pero sus motivaciones y metas no brotan de todos sino de Aquel que está por encima de todos.
Principio de genuina fortaleza: Toda élite es frágil y será reemplazada por otra élite. La fuerza está en la base.
Principio de austeridad: La libertad del corazón se encarna en sobriedad y generosidad.
Principio de misericordia: La calidad de una civilización se mide por la manera como trata a los más débiles.
Principio de comunicación independiente: La comunicación interna y el rostro público de los cristianos no pueden quedar en manos de los no creyentes. Atención a la “guerra semántica.”
Principio de trascendencia infinita: La meta es que Dios sea todo en todos.