Según hermosa expresión de los Padres de la Iglesia María Santísima es como la Zarza ardiente que vio Moisés en el desierto.
Y así como Moisés se acercó a la Zarza con humildad admiración y respeto así también nosotros queremos acercarnos al Corazón Inmaculado de la Virgen.
Ese corazón es una flor preciosa que tiene su tallo en la historia del pueblo de Israel. Los rasgos de esa flor provienen de lo que vivió el pueblo de Dios en su largo peregrinar con dificultades y consuelos.
Son principalmente cuatro los pilares que encontramos en el corazón de la virgen y que hicieron posible que ella llevará una vida sana, santa e inmaculada.
1. Actitud de desconfianza, distancia y discernimiento frente a los poderes y modas de este mundo.
2. Fascinación, en cambio, y adoración por Dios y sus misterios.
3. Misericordia que nos preserva de encerrarnos en nuestros propios problemas y dolores.
4. Alegría, que florece de la gratitud, la alabanza y el servicio.