Acoger, recibir con amor y dar lo necesario para el viaje es el camino para que las heridas, los desgarramientos y las dificultades en la Iglesia no sean más fuertes que nosotros.
En el primer misterio de la creación contemplamos la sabiduría y la hermosura con que Dios ha dispuesto todas las cosas, en su tiempo y en su lugar.
En el segundo misterio de la creación contemplamos el poder de la Palabra creadora de Dios, pues todo ha venido a ser porque él lo dijo y existió.
En el tercer misterio de la creación contemplamos que Dios hizo los cielos y los Santos Ejércitos celestiales.
En el cuarto misterio de la creación contemplamos que Dios hizo el universo visible, y suyo es cuanto hay en esta tierra.
En el quinto misterio de la creación contemplamos que Dios formó al hombre y a la mujer.
En el sexto misterio de la creación contemplamos la vocación del hombre para que se multiplique y domine la tierra en nombre de Dios y obediencia a él.
En el séptimo misterio de la creación contemplamos el paraíso, primera imagen de la felicidad que Dios quiso para sus hijos.
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Cinco escenas bíblicas que muestran la manera como ella vivió el amor al prójimo:
1. En la Anunciación ella se entera del embarazo de su prima Isabel, una mujer ya mayor. María va donde hay necesidad, aunque no la llamen. Ella no necesita un mandato especial porque vive en el mandato permanente del amor a Dios y al prójimo.
2. En el Nacimiento, su amado hijo, recién nacido, ya es presentado y ofrecido como alegría y esperanza a los pastores. Ella no retiene nada como suyo propio.
3. En el Magnificat vemos que no está atrapada en su femineidad; su corazón está atento a los problemas y dolores de la sociedad de su tiempo.
4. Junto a la Cruz, permanece firme y de pie. ¿Por qué? Su firmeza habla de la resolución para dar a luz una humanidad nueva. Es también expresión de cómo el mal puede ser detenido. El precio sin embargo es alto y requiere extraordinaria fortaleza porque implica padecer y no transmitir a otros el daño recibido.
5. En Pentecostés ora con amor y fervor a favor de los mismos que abandonaron a su Hijo. Para ella prima la caridad y el bien de la Iglesia.
Según hermosa expresión de los Padres de la Iglesia María Santísima es como la Zarza ardiente que vio Moisés en el desierto.
Y así como Moisés se acercó a la Zarza con humildad admiración y respeto así también nosotros queremos acercarnos al Corazón Inmaculado de la Virgen.
Ese corazón es una flor preciosa que tiene su tallo en la historia del pueblo de Israel. Los rasgos de esa flor provienen de lo que vivió el pueblo de Dios en su largo peregrinar con dificultades y consuelos.
Son principalmente cuatro los pilares que encontramos en el corazón de la virgen y que hicieron posible que ella llevará una vida sana, santa e inmaculada.
1. Actitud de desconfianza, distancia y discernimiento frente a los poderes y modas de este mundo.
2. Fascinación, en cambio, y adoración por Dios y sus misterios.
3. Misericordia que nos preserva de encerrarnos en nuestros propios problemas y dolores.
4. Alegría, que florece de la gratitud, la alabanza y el servicio.
“La práctica del yoga es incompatible con la doctrina cristiana. Es lo que afirma un documento de la Iglesia siro-malabar, uno de los tres ritos católicos de la Conferencia Episcopal de la India (CBCI). Publicado en el último boletín de la eparquía de Mananthavady, el texto de la Comisión sobre la doctrina sostiene que el yoga y el cristianismo no pueden ir de la mano, y que las organizaciones nacionalistas hindúes del Sangh Parivar “buscan sacar provecho del yoga para lograr sus objetivos políticos y sectarios”…”