De los pastores aprendemos: (1) Son pobres, y así nos invitan al conocimiento de nosotros mismos y de nuestras miserias. (2) Son pastores, y así nos invitan a salir de nuestras comodidades y egoísmos a través del verbo cuidar. (3) Soportan la dureza de la noche, y así nos enseñan a no tomar como pretexto para nuestra mediocridad o complicidad las tinieblas del mundo. (4) Hacen su labor por turnos, y así nos enseñan que no se debe recargar en nadie la tarea que en realidad a todos nos compete: todos tenemos una parte de responsabilidad.