Un centenario que no pasó desapercibido

Los 100 años de las apariciones de la Virgen María en Fátima, Portugal, han marcado una huella profunda en el corazón de millones de católicos, y seguramente han despertado una saludable inquietud en personas de otras creencias o pensamiento. Por muchas razones Fátima es buena noticia:

1. Porque nos recuerda que la santidad es real y que tiene su comienzo natural en la infancia y la juventud. La canonización de Jacinta y Francisco significa mucho en ese sentido.

2. Porque nos recuerda la seriedad con la que hemos sido amados y nos invita entonces a tomar en serio nuestra vida cristiana con toda su dimensión de eternidad.

3. Porque centra nuestro corazón en lo básico y primero de la vida cristiana: oración, conversión, penitencia, sentido de eternidad, impacto del Evangelio en la vida privada y pública.

4. Porque advierte del peligro del marxismo y así también nos prepara para desesmascarar y combatir los neomarxismos de nuestro tiempo, como la ideologia de género.

5. Porque nos da un camino práctico, firme y probado de afianzar nuestra fe cristiana y crecer en ella: el Santo Rosario.