“Desde 1618, Suecia se encontraba en guerra con Polonia dentro del creciente conflicto de la Guerra de los Treinta Años. El rey Gustavo II Adolfo deseaba mejorar la flota real sueca para lograr un mejor control sobre el mar Báltico. Había hecho una gran apuesta por el poderío naval, que ya le había permitido grandes victorias, como la conquista de Riga y Livonia en 1621. En 1625 mandó construir cuatro grandes naves. Quería que fueran las más poderosas y mejor armadas que existieran. Una de ellas, el “Vasa” sería el símbolo del poderío naval del Imperio sueco. Una vez iniciada la construcción del buque, el rey quiso que se añadiera un nuevo puente de cañones, para que fuese una aún más temible máquina de guerra…”
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