Para ir adelante, en la vida interior y en el apostolado, no es la devoción sensible lo necesario; sino la disposición decidida y generosa, de la voluntad, a los requerimientos divinos.
Sin el Señor no podrás dar un paso seguro. -Esta certeza de que necesitas su ayuda, te llevará a unirte más a El, con recia confianza, perseverante, ungida de alegría y de paz, aunque el camino se haga áspero y pendiente.
El mundo está necesitando que despertemos a los somnolientos, que animemos a los tímidos, que guiemos a los desorientados; en una palabra, que los llevemos a las filas de Cristo, para que no se echen a perder tantas energías.