ROSARIO de las Semanas 20170803

#RosarioFrayNelson para el Jueves:
Contemplamos los Misterios de la vida pública del Señor

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que es bautizado por Juan en el Jordán y recibe la unción del Espíritu Santo.
  2. En el segundo misterio de la vida pública contemplamos que el diablo tienta a Jesús en el desierto pero al final tiene que retirarse derrotado.
  3. En el tercer misterio de la vida pública contemplamos las bodas en Caná de Galilea, donde Cristo dio su primera señal como Mesías.
  4. En el cuarto misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que predica la Buena Nueva a los pobres.
  5. En el quinto misterio de la vida pública contemplamos a Jesús, que llama a algunos discípulos para que estén con él y sean sus apóstoles.
  6. En el sexto misterio de la vida pública contemplamos la transfiguración del Señor, verdadero anuncio de su pasión y de su pascua.
  7. En el séptimo misterio de la vida pública contemplamos la institución de la Eucaristía y el mandamiento de amar como Jesús nos ha amado.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

Testimonio de un secuestrado por Al Qaeda

Antonio Pampliega es madrileño, tiene 35 años y trabaja como reportero de guerra. El 12 de julio de 2015 fue secuestrado por Al Qaeda en la ciudad siria de Alepo, mientras grababa un reportaje junto a dos compañeros periodistas. Durante 10 meses, exactamente 299 días, estuvo encerrado en una habitación. Sin noticias del exterior, malnutrido y recibiendo palizas por parte de sus captores, llegó a implorar que le matasen porque ya no aguantaba más.

Dos meses antes de producirse lo que califica como un “accidente laboral”, Mirada 21 habló con Pampliega sobre su experiencia en zonas de conflicto, su forma de trabajar y sus miedos como profesional. Un año después de la liberación, el joven periodista acaba de publicar En la oscuridad (Ediciones Península), donde relata lo vivido aquellos días y recibe de nuevo a este medio para hablar de la que hasta ahora ha sido la crónica más difícil de su vida.

-¿Si le digo ‘libertad’?

Te diría Al Hurriya, que es libertad en árabe y que es la palabra más maravillosa del mundo.

-¿Si le digo ‘familia’?

Mi pilar, mi pilar fundamental.

-¿Si le digo ‘España’?

Mi casa.

– El 8 de mayo de 2016, las televisiones dieron la imagen de tres reporteros de guerra españoles llegando a la base aérea de Torrejón de Ardoz. ¿Qué sintió al volver a casa de nuevo?

Sueñas tanto con ese momento que no te lo crees. Los primeros días fueron como una nube. Me acuerdo de que me daban muchísima información con lo que había pasado, a mí se me olvidaba y al día siguiente les volvía a preguntar lo mismo. Las primeras noches fueron complicadas, tienes que tomar medicación para dormir. Es un proceso que llega hasta hoy, no se acaba el día que nos liberan. Hay que trabajar muchas cosas. Pero, para mí, el momento más duro del secuestro fue el día que nos liberaron, cuando me dieron el teléfono para llamar a mi madre. Son 299 días sin saber absolutamente nada de lo que ha pasado. No sabes si están vivos o si les ha pasado algo.

-¿Cómo fue el rencuentro con su familia? ¿Temió que, después de tantos meses sin noticias suyas, le echaran alguna cosa en cara?

Nadie me ha echado en cara nada, y mira que tenían motivos para hacerlo. Cuando vi a mi madre en Torrejón, después de abrazarla, le dije que en cinco meses me iba y que le daba ese tiempo de margen. Mi madre se rio y dijo que no pasaba nada. Efectivamente, a los cinco meses me fui. Uno de los motivos por los que saco el libro es porque ellos me dijeron que lo contara todo, no solo para que la gente supiera lo que había sufrido, sino porque quizá pueda ayudar a alguien.

Lo que puede un misionero, si es generoso, convencido y convincente

Alzamiento y pacificación

La rebelión de los pimas de Tubutama se debió en parte a los malos tratos del capitán Antonio de Solís, que aplicaba duros castigos por leves penas e incluso había matado algún indio. Desgraciadamente, la autoridad de Sonora le autorizó a él mismo para sofocar la incipiente rebelión, y este mal hombre, ofreciendo una falsa paz, hizo caer en una trampa a los pimas alzados, y mató a 48. Se alzaron entonces los pimas, y en Caborca, San Ignacio, San José, Magdalena, Tubutama y Oquitoa, quemaron las iglesias, ahuyentaron los ganados y destrozaron casas y sembrados…

De los fuertes de Nueva Vizcaya se juntó una tropa de 400 hombres, que a fines de 1695 acudieron a sofocar la rebelión. Bien conducidos por Juan Fernández de la Fuente, y con la mediación pacificadora del padre Kino, pudo apagarse el incendio. Los pimas entregaron a las autoridades los homicidas del padre Saeta y los principales delincuentes, «que quedaron catequizados y bautizados y prevenidos para la muerte, aunque viéndolos tan humildes y tan arrepentidos, la paternal muy grande caridad del padre visitador Horacio Polici les alcanzó el perdón» (Aventuras 23,26).

Cesaron las hostilidades, y se repoblaron las misiones. «El capitán Solís, culpable de los trastornos, tuvo triste fin. Después de matar a su mujer, hallándose pobre y desvalido en México, fue muerto de un trabucazo» (Trueba, Kino 43).

Viaje a México

A fines de 1695, estando ya en paz la Pimería, se fue el padre Kino a la capital. «En siete semanas, cuenta él mismo, camino de 500 leguas, llegué a México el 8 de enero de 1696. Fue Dios servido que yo pudiese decir misa todos los días deste viaje» (Aventuras 26). Fue un viaje de unos 2.800 kilómetros. Allí defendió la causa de los pimas, mal conocidos y muy calumniados, y logró del superior jesuita y del Virrey que se dispusiera el envío de cinco nuevos misioneros. Y cuando el padre Kino, tras un mes en México, regresó a la Pimería, los indios acudían, a veces de hasta 100 leguas, para darle la bienvenida, y pedirle misioneros.

Pero, finalmente, los misioneros concedidos no fueron enviados, al llegar más informes falsos sobre la región. Esta fue siempre la cruz principal del padre Kino en su vida misionera: no conseguir para la Pimería tantos misioneros como eran precisos, existiendo la posibilidad de que acudieran.

Prosperidad de las misiones

Al padre Kino y a sus hermanos misioneros se debe en su mayor parte no sólo la exploración, pacificación y evangelización del noroeste de México, sino también la gran riqueza agrícola y ganadera que allí se fue desarrollando. En efecto, a él «se debió que el ganado se propagara en las secas llanuras del Noroeste; que el trigo germinara en las fértiles orillas del río Colorado; que la uva, el membrillo, el durazno o el granado fructificara en Sonora y Baja California. Pero toda esta riqueza era un subproducto, derivado de la propagación del Evangelio» (Trueba, Kino 47).

«Para el bien común de sus misiones tenía prósperos ranchos de ganado, a cargo de sus indios, en Dolores, Caborca, Tubutama, San Ignacio, Imuris, Magadalena, Quiburi, Tumacácori, Cocóspora, San Javier del Bac, Busánic, Sonoita, San Lázaro, Sáric, Santa Bárbara, etc. Levantaba en los principales puestos buenas cosechas de trigo y maíz. Sus huertas producían todas las frutas de Castilla. Sus recuas iban por los presidios y los reales de minas con carne seca, sebo, harina, maíz, animales, que cedían a cambio de ropa o instrumentos mecánicos. Para la erección de sus iglesias -algunas espléndidas- formó un equipo de excelentes oficiales, carpinteros, albañiles, herreros, pintores. Otros oficios aprendieron los indios, como vaqueros, carreros, maestros de escuela, alcaldes, alguciles, mayordomos» (68-69).

Un misionero a caballo

Como hemos dicho, todavía en 1700 el noroeste de México era prácticamente desconocido. Por eso fue necesario que el padre Kino, a los viajes para fundar y para visitar las misiones fundadas, añadiera numerosas entradas de exploración, sobre todo entre los años 1695 y 1706. «Desde este primer pueblo de Dolores, cuenta él mismo, en estos veintiún años hasta acá, he hecho más de 40 entradas al norte, al poniente, al noroeste, al nordeste y al sudoeste de a 50, de a 80, de a 100, de a 150, de a 200 y más leguas de camino, algunas veces acompañado de otros padres y las más veces con solos mis sirvientes y con los gobernadores y capitanes y caciques» (Aventuras 121-122). Recordemos que una legua equivale a 5.573 metros…

Estando de camino, comía sólo maíz cocido o tostado, dormía sobre los avíos de su caballería, y no omitía la misa ni en sus viajes más penosos. Se le veía cabalgar recogido y en oración, o cantando salmos y alabanzas. Andaba siempre a la búsqueda de los lugares más oportunos para instalar nuevos centros misionales, y explorando las posibilidades de conectar por mar y quizá por tierra las ricas misiones de Pimería y las pobres de California.


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

Sacerdotes secuestrados en el Congo

“Estamos profundamente preocupados por el secuestro de nuestros hermanos, y exigimos su liberación incondicional”. Con esta afirmación, los sacerdotes de la diócesis de Butembo-Beni han recurrido a los secuestradores de dos sacerdotes, don Charles Kipasa y don Jean Pierre Akilimali, secuestrados el domingo 16 de julio por unos hombres armados vestidos de militares en la parroquia Maria Reina de los Ángeles de Bunyuka, en la periferia de Butembo (véase Fides 18/7/2017). El apelo a los secuestradores está contenido en una carta dada a conocer al final del retiro anual del clero de la diócesis con su Obispo Su Exc. Mons. Melquisédec Sikuli Paluku.

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LA GRACIA del Viernes 4 de Agosto de 2017

En la humildad de nuestro espacio y tiempo Dios se hace presente, está cerca de nosotros y podemos encontrarnos con Él.

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ROSARIO de las Semanas 20170802

#RosarioFrayNelson para el Miércoles:
Contemplamos los Misterios de la Infancia de Jesús

Usamos esta versión de las oraciones.

  1. En el primer misterio de la infancia contemplamos la Anunciación a María Santísima y la Encarnación del Hijo de Dios.
  2. En el segundo misterio de la infancia contemplamos la visita de la Virgen Madre a su pariente Isabel.
  3. En el tercer misterio de la infancia contemplamos el sufrimiento que pasó San José, y la fe amorosa que tuvo.
  4. En el cuarto misterio de la infancia contemplamos el Nacimiento del Hijo de Dios en el humilde portal de Belén.
  5. En el quinto misterio de la infancia contemplamos la Epifanía: Jesús es luz para las naciones, y así es adorado por unos magos venidos de Oriente.
  6. En el sexto misterio de la infancia contemplamos la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén.
  7. En el séptimo misterio de la infancia contemplamos a Jesús Niño en el templo, ocupado de las cosas de su Padre del Cielo.

[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Este es un ejercicio privado de devoción “ad experimentum” en proceso de aprobación oficial. Puede divulgarse en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios siempre que al mismo tiempo se haga la presente advertencia.]

Relaciones del universo con Dios en el cristianismo frente al helenismo

“Uno de los temas más importantes del cristianismo es la relación del mundo con Dios. Y esto es debido a que en el cristianismo, el universo, es bueno por el puro hecho de ser y Dios es el Ser y por lo mismo el Sumo Bien. De modo que todo lo que es, se debe a la libertad de Dios y depende ontológicamente de Dios al punto de que incluso todo lo que hacemos, Dios lo crea…”

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