En su debido momento hemos solicitado oraciones para rodear al Papa Francisco en su valiente viaje de paz a las tierras de Egipto. Hoy solamente quiero que demos gracias a Dios por su testimonio generoso y coherente marcado por los siguientes hechos:
(1) Visitar la iglesia cristiana-copta que fue agredida y lugar de ataque a cristianos. Eso se llama solidaridad y cercanía.
(2) Proclamar abiertamente que es absurdo usar el nombre de Dios o de la religión para incitar a la violencia.
(3) Invitar al diálogo como camino de convivencia y como único instrmento genuinamente humano de avanzar desde la conciencia de que no son iguales nuestras creencias ni nuestros valores.
Es importante que estos ejemplos no caigan en el vacío sino que cada uno los haga propios, cultivando un espíritu sereno, orante, compasivo y capaz de construir mirando al bien común posible.
De ningún modo este mensaje ha de interpretarse como una renuncia a la misión propia de la Iglesia, que es la evangelización: es sólo que evangelizar no es imponer sino testificar y ofeecer con la vida y luego con las palabras.
Gracias, Papa Francisco.