“Desarrollaremos los antecedentes de lo que fue el cisma de Aviñón, o Cisma de Occidente, privilegiando la voz de dos santas, Santa Brígida y Santa Catalina de Siena. Clemente V -Bertrand de Got, el Papa francés y sumiso al Reino de Francia, aquel que pasó a la historia por ser el supresor de los Templarios y que no los defendió como debía de la codicia y crueldad de Felipe el Hermoso- traslada ‘temporalmente’ la Corte pontificia a Aviñón en 1309, la apacible ciudad del río Rodano, que aunque en la época no era territorio francés sino napolitano, sí quedaba bajo la órbita de influencia del Rey de Francia. Tras Clemente V, 7 papas mantienen la Sede de Pedro en esa ciudad, hasta 1377…”
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