Mis SIETE DESEOS y SÚPLICAS para el año 2017:
1. Renovada luz para el Magisterio de la Iglesia, de modo que en todos los niveles de nuestra jerarquía se enseñe con verdad y claridad sobre las graves cuestiones morales en las que actualmente abunda la confusión.
2. Abundancia de vocaciones generosas para el sacerdocio y la vida consagrada, bajo el signo de la fidelidad a Cristo Crucificado y a las enseñanzas de los santos y de la gran Tradición de la Iglesia.
3. Consolidación decisiva de organizaciones de laicos, conscientes de su fe católica y del valor innegociable de la vida humana, que puedan detener e incluso hacer retroceder los deplorables avances de la ideología de género y de la mentalidad abortista.
4. Conversión de algunos–y Dios quiera, muchos–de los más visibles enemigos de la fe y de la Iglesia, de modo que su testimonio cause confusión y fracaso en los planes del adversario, mientras que el fervor de los recuperados para el Evangelio otorga fuerza y esperanza al Pueblo de Dios.
5. Como una señal que resonará en el mundo entero: paz estable en Siria, que abra camino al aporte civilizado de las diversas etnias y fuerzas hoy en conflicto.
6. Creación e implementación de sistemas humanitarios globales de acogida a los desplazados por la pobreza y la violencia, de modo tal que el servicio de la solidaridad no deje puertas abiertas al terrorismo, al proselitismo islámico en el mundo occidental o al oportunismo político o económico.
7. Victoria decisiva sobre el autodenominado Estado Islámico, y control posterior que vigile cualquier posibilidad de resurgimiento.