Le preguntan al lacio católico Felipe Gómez:
1. Felipe, ¿no le parece que los grupos católicos exageran al darle tanta importancia a la ideología de género?
– Para nada. Incluso considero que hoy día, los obispos, el clero en general y los laicos formadores y catequistas, deberían conocer mucho más y mejor, los alcances de estas doctrinas y combatirlas desde la predicación, a ejemplo de nuestros hermanos Cristianos de diferentes denominaciones, que sin lugar a dudas están cumpliendo bastante bien con esta tarea en nuestro país.
No deberíamos minimizar la gravedad que rodea a la ideología de género. Esta agenda que acompaña el conocido Nuevo Orden Mundial, solo deja ver la podredumbre moral que se va volviendo un lenguaje común a muchas naciones, especialmente aquellas que han hecho a Dios de lado.
2. ¿No ve un riesgo en una sociedad llamada a la tolerancia y la democracia a convertir esta lucha, en una persecución contra el homosexual?
Mire, los movimientos LGTBI, están haciendo una campaña en la cual se habla de tolerancia, mientras sean aceptados sus lineamientos, pero se vuelve agresiva y a veces hasta violenta, cuando encuentran oposición. Ahí desaparece la democracia.
La iglesia no está en una cacería de brujas al estilo medieval contra los homosexuales, incluso ese también es otro caballito de batalla de los movimientos LGTBI quienes sostienen que el Cristianismo se dedica a perseguirlos.
El catecismo de la Iglesia Católica insiste que debemos aceptar a las personas homosexuales, respetarlas y acogerlas aceptando su condición.
3. ¿No es contradictorio? Perseguir la ideología de género, mientras se acoge al homosexual?
La ideología de género, busca el adoctrinamiento de los menores de edad, invitándolos a hacerse homosexuales desde edad temprana, con teorías confusas que sostienen que el género no existe, que las diferencias entre hombre y mujer son inventos humanos.
Es un ataque directo y soberbio, de la criatura que se revela contra su creador.
Querer extender esta doctrina es un escándalo de gravísimos alcances.
4. Si usted mira hacia Europa, la tolerancia es un ejemplo a imitar. ¿No considera que aceptar al otro con sus diferencias es crucial en la sana convivencia?
– No considero para nada, que Europa sea el mejor ejemplo a considerar en este caso.
El relajamiento moral, es una enfermedad social.
Cuando Dios no hace parte de la vida del hombre, ni tampoco sus leyes, terminamos llamando bien al mal y persiguiendo la verdad.
Le insisto, esa tolerancia que usted menciona, existe mientras opine como aquellos que lideran estas líneas del LGTBI, pero si usted, decide que sus hijos no sean adoctrinados en estas nuevas filosofías, será perseguido, expulsado y hasta encarcelado por oponerse a que los suyos acepten estas ideas mentirosas y dañinas y le estoy mencionando a esa misma Europa tolerante a la que usted se refiere.
En nombre de la libertad de están cometiendo graves atropellos contra la moral, en una inmensa cantidad de países.
5. Que busca una nación o un partido al querer mantenerse tan conservadores, mientras el mundo avanza y va compartiendo un pensamiento o una doctrina unificada?
– Le respondo desde mi vida en Dios. Creo que este mundo “tan unificado”, está haciendo una intensa guerra contra la moral y la verdad. Persigue la virtud y aplaude al pecado.
Muchas naciones quieren olvidarse de la existencia de Jesús y se van construyendo sus propios dioses de barro, creyendo que pueden pasar por encima de las leyes Divinas.
No considere avanzar o crecer, el aceptar el aborto, la eutanasia, la ideología de género, la adopción de niños de parte de parejas homosexuales etc. Eso se llama retroceder.
Avanzar consiste en aceptar a Jesús en nuestro corazón, proteger a los niños no nacidos, respetar la vida desde la concepción hasta la muerte, defender los valores tradicionales de la familia, manifestar el cristianismo con actos concretos de amor. Pero querer implantar en el corazón del hombre el pecado, el escándalo y además aplaudirlo, es invitar a una serpiente mortal a convertirse en la niñera de nuestros hijos.
Corromper el corazón de los más pequeños, hace parte de la nueva agenda mundial, ese nuevo orden, es el mayor desorden.
Dios nos bendiga.