“El Senado francés rechazó debatir para este martes 4 de octubre, por improcedente, un reglamento que proponía la Ministra socialista de Familia y Derechos de la Mujer: consistía en una nueva normativa para multar y criminalizar las webs que traten de convencer a una mujer para que no aborte, con castigos de hasta 2 años de prisión y multas de 30.000 euros…”
En el primer misterio de la infancia contemplamos la Anunciación a María Santísima y la Encarnación del Hijo de Dios.
En el segundo misterio de la infancia contemplamos la visita de la Virgen Madre a su pariente Isabel.
En el tercer misterio de la infancia contemplamos el sufrimiento que pasó San José, y la fe amorosa que tuvo.
En el cuarto misterio de la infancia contemplamos el Nacimiento del Hijo de Dios en el humilde portal de Belén.
En el quinto misterio de la infancia contemplamos la Epifanía: Jesús es luz para las naciones, y así es adorado por unos magos venidos de Oriente.
En el sexto misterio de la infancia contemplamos la Presentación del Niño Jesús en el templo de Jerusalén.
En el séptimo misterio de la infancia contemplamos a Jesús Niño en el templo, ocupado de las cosas de su Padre del Cielo.
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“Y sobre la teoría del Gender, indicó que “hoy hay una guerra mundial para destruir el matrimonio”, no con las armas, sino con las ideas, “colonizaciones ideológicas que destruyen” y precisó que “de ellas hay que defenderse”…”
El Espíritu Santo es el centro de la oración, nos trae confianza y nos hace perseverar en la plegaria para que se purifique nuestra intención, ajustándola a la voluntad de Dios.
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En el primer misterio de la Antigua Alianza contemplamos la paciencia de Dios, que no detuvo su amor ante el pecado de los hombres.
En el segundo misterio de la Antigua Alianza contemplamos el camino de fe de Abraham.
En el tercer misterio de la Antigua Alianza contemplamos el éxodo de la tierra de Egipto.
En el cuarto misterio de la Antigua Alianza contemplamos el don de la Ley hecho a Moisés y a su pueblo junto al Monte Sinaí.
En el quinto misterio de la Antigua Alianza contemplamos la gran promesa de Dios al rey David: que el cetro real no se apartaría de su descendencia.
En el sexto misterio de la Antigua Alianza contemplamos la valiente vocación de los profetas, por quienes el Espíritu Santo nos habló de muchas maneras.
En el séptimo misterio de la Antigua Alianza contemplamos a el pequeño resto de Israel, que permaneció fiel y fue semilla de la Nueva y Eterna Alianza.
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Hermano: esta frase [del profeta Ezequiel], “el que peca es el que morirá” (Ezequiel 18,20), haciendo referencia a padres e hijos, ¿cómo se entiende a la luz de lo que se conoce como “sanación intergeneracional”? — S.M.
* * *
La sanación intergeneracional se refiere a la experiencia que los hijos tienen de las CONSECUENCIAS de los padres. En teología, eso se llama, la transmisión de la PENA.
La “muerte” a la que alude Ezequiel es claramente la muerte eterna. En teología, eso se llama el castigo de la CULPA.
Es que en el pecado hay esas dos dimensiones: “culpa” es el torcimiento de la voluntad, y el castigo lo sufre aquel que es culpable solamente (como enseña Ezequiel); la otra dimensión es la “pena,” que incluye consecuencias de todo orden que pueden ser transmisibles a otras personas, y en particular, a los descendientes, y en esa área quiere trabajar la sanación intergeneracional.
Invitado por la comunidad de la Parroquia de San Francisco de Asís, en Riohacha (Guajira, Colombia), he ofrecido una síntesis de la espiritualidad franciscana, según alcanzo a entenderla.
* Primero, un contexto histórico: Francisco, lo mismo que Santo Domingo de Guzmán, hemos de situarlo en un amplio movimiento que cubre los siglos XII y XIII: el evangelismo, que tuvo ramas plenamente católicas y también algunos personajes heréticos.
* Luego, una ubicación de la espiritualidad del Santo, centrado en el amor de Dios, que de ninguna forma se muestra mejor que en la Cruz de Cristo. Su profunda unión con este misterio tiene una culminación en la estigmatización sucedida en el Monte Alvernia.
* Podemos hacer una especie de alegoría entre las cinco llagas de San Francisco y cinco pilares mayores de la Orden y la familia por él fundadas:
(1) Pobreza: victoria sobre toda codicia; motivo de desprendimiento y por ello fuente de libertad.
(2) Alegría: fruto del encuentro con el bien mayor, que es Dios mismo, particularmente como Padre de quien procede todo nuestro ser.
(3) Fraternidad: consecuencia de la certeza de la filiación: del mismo Dios de quien viene mi ser y la gracia de la redención ha brotado amor que ha hecho posible el ser y la vida nueva de mi hermano.
(4) Minoridad: consecuencia de la contemplación del abajarse de Cristo, que así se dona a todos; tras sus huellas, la pregunta franciscana no es: ¿Qué puedo acumular? Ni tampoco: ¿Qué puedo sacar de esta persona? Sino, al revés: ¿Qué me hace falta dar? ¿Qué puedo entregar? Ello implica reconocer a los demás como dignos de nuestra atención, servicio y amor, como mayores nuestros.
(5) Paz: fruto natural de aquel que ha caminado por la fraternidad, el servicio y la alegría.
* Es bien clara entonces la actualidad y necesidad de estos dones tan propios del Santo de Asís.