Una vida marcada por la Pascua, 03 de 12: Valor permanente del Éxodo

3. Valor permanente del Éxodo

* ¿Por qué el Éxodo marca la historia de Israel? El Éxodo es un relato fundamentalmente teológico. Se trata de la historia de dos dioses, uno verdadero y otro falso. En esa colisión queda demostrado quién es el auténtico Dios. La colisión se convierte, por vía de recuerdo meditado, en un paradigma para futuras ocasiones en que algo pretenda competir con el verdadero Dios. El Éxodo es el arquetipo de las victorias de Dios. No es puro recuerdo que se queda en el pasado sino una realidad, un cimiento al que hemos de volver a él, una y otra vez. Hay un valor permanente en la Historia de la Pascua, y por ello en esa realidad Dios revela su Nombre y su Amor.

* En Éxodo 4, 21-22, Yahveh le dice a Moisés: «Y dirás a Faraón: Así dice Yahveh: Israel es mi hijo, mi primogénito. Yo te he dicho: “Deja ir a mi hijo para que me dé culto,” pero como tú no quieres dejarle partir, mira que yo voy a matar a tu hijo, a tu primogénito.» El Éxodo es la defensa que Dios hace de su hijo. Dios vence y esa victoria es el prototipo de toda victoria.

* ¿Qué fue lo terrible de la esclavitud que sufrían los israelitas? El Faraón trata a los israelitas como si fuesen su ganado o su herramienta; lo suyo no es un maltrato que sería estéril sino un saber usar a los hebreos. Las condiciones externas que los hebreos tuvieron después en el desierto no fueron nada agradables y por eso recordaban con añoranza sus tiempos en Egipto: esto demuestra que su esclavitud no fue de abusos sobre abusos. Una vez que llegaron a la Tierra Prometida estuvieron por dos o tres siglos luchando contra los filisteos, lo cual tampoco fue agradable. Faraón, por el contrario, a pesar de que los menospreciaba y los utilizaba, sabía cómo mantener a sus esclavos felices, según el viejo dicho: pan y circo.

* Así han actuado todos los poderosos emperadores y gobernantes de la humanidad. En la actualidad, los gobiernos socialistas subsidian o ponen dinero en los bolsillos de la gente para hacerlos dependientes. Los subsidios encadenan a la gente, los mantienen atontados y distraídos. En el capitalismo el método es similar pero se encadena a la gente con las adicciones. Hay que mantener la gente adicta con campañas de hiper-sexualización, drogadicción, trabajo, compras, etc. Un adicto es un esclavo feliz. Ejemplo en cambio de los que no han sabido tener esclavos (negros) son los norteamericanos que demasiado a menudo los maltrataron de una manera denigrante.

* Esclavos felices: esta es la fórmula del Faraón. Y entonces, ¿por qué se dice que los hebreos tuvieron una ”dura esclavitud”? No fue así si se compara con la que proporcionaron los romanos o los norteamericanos a los suyos. La razón no es económica ni laboral ni de salud sino la razón de esa “dura esclavitud” es que estaban sirviendo al señor equivocado. Por tanto, la dureza que sufrió el pueblo de Israel no fue de tipo sociológico o estadístico sino teológico. Su sufrimiento es un dato propiamente teológico. Es Dios el que ve que su Pueblo está esclavo y oye su clamor. Es curioso que el mismo esclavo no es capaz de oír lo profundo de su propio clamor. Aquella no era esclavitud sociológica, laboral o económica, como se ve del hecho de que no querían huir: no hay seña alguna de que hubieran intentado rebelarse antes de que Dios le hablara a Moisés.

* El clamor de ellos era el pozo de lágrimas que llevaban dentro y que ni ellos mismos sabían que tenían. El verdadero retiro es llegar hasta el pozo de mis lágrimas. No un llanto viejo, sino el llanto que es nuevo para ti. Los hebreos y todos los hebreos modernos de nuestro tiempo eran y son esclavos “tristemente felices.”

* Por tanto, ¿qué es la Pascua? La Pascua es un despertar, es un darse cuenta: yo, que pensaba que era libre, sin embargo era esclavo; ahora, que sé que soy esclavo, sí puedo llegar a ser libre. Es un descubrir al Dios que sí me ama, a ese Rey al que merece la pena servir. La Pascua es un darse cuenta que este Dios tiene la Victoria. La Pascua del Éxodo tiene un valor permanente porque cada vez que algo o alguien se quiera levantar contra Dios, yo tengo que recordar quién el único Señor y Salvador.