Invitación a la Contemplación, 4 de 9: David

David

Hay algo especial en este hombre que lo hace representante de todo un pueblo desde que nació hasta el día de hoy. ¿Qué es lo que hace único? Para empezar habría que decir que, más aún que fascinante, este es un hombre fascinado.

  • Libre de…

    Como ya se dijo de Moisés también aquí: el corazón atado no puede tender libremente hacia Dios.

    En 1 Samuel leemos que David era un hombre excluido. Su padre, Jessé, tiene ideales claros para sus hijos. Busca la grandeza y el honor para sus hijos y a los mayores los encamina al ejército, mientras que a David, siendo débil y “de buena presencia,” le destina a ser pastor. El profeta Samuel es el encargado de ungir un nuevo rey. Entre todos los hijos de Jessé elige a David.

    • …resentimientos
      David, a pesar de haber sido arrinconado y rechazado por padre y hermanos, es un hombre libre de rencores o animosidades. El daño o la maldad no han hecho presa en su corazón. Y ello es importante porque todo resentimiento es una cadena que nos ata; es una herida abierta que nos desangra. Se puede uno arruinar la vida por consentir resentimientos personales que provienen de episodios dolorosos del pasado, mal asimilados, o bien por resentimientos sociales en los que se arrastran complejos elitistas o desquites por carencias afectivas. Conviene examinarse uno mismo por los posibles conflictos que atrapan en el pasado.
    • …venganzas
      A David le sobraban razones para haberse desquitado con Saúl. Dos veces pudo matarlo y no lo hizo porque estaba libre de venganza. El motivo profundo de esta libertad se revela en la manera como David expresa su conciencia del poder y el valor de la unción que sólo Dios puede dar.
    • …maldiciones
      Una vez muerto Saúl y subiendo David el monte de los Olivos es maldecido por Semeí. David no rechaza ni se obsesiona por estos agravios. David no se enreda devolviendo maldiciones. David tiene un corazón que es capaz de soltar. En la oración del Padrenuestro cuando hablamos de perdón en realidad le pedimos a Dios que seamos capaz de soltar deudas y deudores.
    • …la propia opinión y los propios deseos
      Cuando muere su primer hijo, de Betsabé, por cuya curación David ha orado fervientemente y ha hecho dura penitencia, él sigue su vida. David es libre de sus propios proyectos, planes, opiniones y deseos. Toda esta liberación del mundo le permitirá estar centrado en Dios. San Agustín habla que cuando el corazón está libre de las criaturas, eso le permite estar centrado en Dios. Y define el pecado como aversio a Deo et conversio ad creaturas. Y la conversión en cambio es aversio a creaturis et conversio ad Deum.
  • Centro:
    Cuanto más centrados en Dios estamos, más libres nos sentimos y viceversa. Es importante continuamente escrutar el corazón para descubrir los ídolos que se van metiendo. Conviene de la misma manera preguntarse y examinar la conciencia sobre este punto: mi fascinación por Dios; tomarse el pulso en cuanto a la fascinación por Dios.

    • confianza
      David, ay en su tiempo de pastor del rebaño de su padre, tuvo que enfrentarse a enemigos muy superiores a él y de ahí que el centramiento de David en Dios empiece por su confianza en Él.  Una confianza basada en experimentar soledad, desvalimiento y ataque. Entonces Dios venció. El cultivo de la soledad es básico para la vida contemplativa. Aprender a estar solo sin pecar, sin perder el tiempo, siendo útil a los demás es un ejercicio de confianza.
    • unción
      David sabe que el verdadero desafío está en vencer no tanto al que le odia sino de vencer al odio. No se deja llevar de sus deseos (por más justificados que pudieran ser) porque por encima de todo está la unción de Dios. Donde mejor se ve es en el “Hijo de David,” en Jesús. San Agustín hablaba de amar al pecador y odiar el pecado. Esto abre el capítulo de la conciencia perfecta de la Soberanía de Dios: hay que dejarle a Dios que sea el que juzgue. Si bien Jesús nos mandó no juzgar hay que entender bien ese mandato. No juzgar no quiere decir que no tengamos que hablar sobre lo que está mal. No juzgar quiere decir que no debemos tomar el lugar de Dios. Juzgar es tomar el papel de Juez y eso está reservado a Dios. La frase No juzguéis y no seréis juzgados habría que interpretarla como> si reconoces que solo Dios es el Señor, reconoce también que el destino final de cada persona le pertenece solo a Él y entonces acógete al poder de Dios para tu propia salvación.
    • alabanza
      David no tiene respetos humanos y su centro es el Señor. No le avergüenza aclamarlo y que se le acelere el pulso por ello. A David alabar a Dios le alegra sin complejos y con fuerza.
    • añoranza (se verá cuando se hable de los Salmos en las próximas charlas).
    • templo (se verá cuando se hable de los Salmos en las próximas charlas).