Curso de Mariología 2015, Tema 6: Testimonios de los santos

[Curso ofrecido en la Universidad Santo Tomás de Bogotá, en el segundo semestre de 2015.]

Tema 6: Testimonios de los santos

1. Introducción

1.1. ¿Por qué este tema?

En la Mariología se cumple lo que se dice del Espíritu Santo que va guiando a la Iglesia. La profundidad de la Gracia es tan grande que toma tiempo entender todos los misterios y dogmas referidos a la Virgen María. Hay un desarrollo orgánico en la Mariología y de ahí que sea bueno tomar los testimonios de los santos a lo largo de la Historia.

1.2. Complementariedad entre lo intelectual y lo afectivo

Lo intelectual, para muchos, es lo sólido, mientras que lo afectivo o devocional es lo que corresponde a la subjetividad. Para éstos, la Mariología es subjetiva y está escrita con el corazón. Sin embargo, no debemos caer en la trampa de pensar que la aceptación de una ciencia humana está solo en la proximidad con la ciencia natural. El amor que nos salva, nos conmueve y transforma es esencial y no es algo aséptico y carente de emoción. El ser humano tiene una unidad psico-somática que no se puede cancelar.

1.3. ¿Qué hay de particular en los santos?

Ser evangelizado es recoger el espíritu de Jesucristo con la corriente de vida que conlleva. Los que mejor lo han sabido recoger ese Espíritu fueron los santos. Ellos supieron transmitir el mensaje cristiano porque evitaban los pecados que son como ruidos que empobrecen y hacen difícil de entender el mensaje del Evangelio.

2. Cinco lecciones de los santos sobre la Virgen María (tomado de Catholic.net)

2.1. Su figura de Madre en los momentos de angustia:

San Bernardo decía que cuando las tentaciones pongan en peligro tu salvación “acuérdate de María y llámala en tu ayuda; llámala insistentemente como el niño aterrorizado pide ayuda a su madre”. Y añade que si comienzas a sumergirte en la tristeza, “piensa en María, Causa de nuestra alegría, invoca a María porque es imposible que se condene el devoto de María que le sirve e implora su socorro”.

2.2. María nos encamina a Jesús:

San Marcelino Champagnat decía que si los padres de familia tienen “la dicha de grabar en el corazón de los niños la devoción a la Virgen María, habréis asegurado su salvación”. Los padres son los primeros catequistas.

San Luis de Monfort nos dice “María es el camino más seguro, el más corto y el más perfecto para ir a Jesús.”

2.3. María es auxilio de los cristianos:

San Juan Bosco siempre enseñaba a los niños del oratorio a amar a María Auxiliadora de los cristianos, los invitaba a confiar en su amor de madre porque “ella lo ha hecho todo”.

2.4. La castidad como fruto:

“Llena de gracia, Bendita entre todas las mujeres”. No le habría hablado así el ángel si María no hubiera sido perfectamente pura y santa”. (San Agustín). El santo de Hipona se vio ayudado en su vida para poder luchar contra la impureza, la soberbia y el error.

Otro santo que en sus pensamientos expresaba a María como aliada para la castidad era Santo Domingo Savio; en una ocasión le dijo a San Juan Bosco: “Tus discípulos llegarán a la santidad si se esfuerzan mucho por conservar la virtud de la castidad y si cultivan una gran devoción a la Madre de Dios”.

2.5. Es una Madre que ama y acompaña:

En los momentos cuando parece todo perdido, cuando la llama está apunto de apagarse, acude a María, con ella todo es más fácil, ella no abandona a sus hijos: “Antes, solo, no podías… Ahora, has acudido a la Señora, y con Ella, ¡qué fácil!” (San Josemaría Escrivá de Balaguer).

Retomando las palabras de San Juan Pablo II te decimos este día a ti Santísima Virgen María: Totus Tus (todo tuyo).

3. Oraciones a la Santísima Virgen María

3.1. San Alfonso María de Ligorio (s.XVIII): Virgen Santísima Inmaculada y Madre mía,…

3.2. San Anselmo de Canterbury(s.XI): ¡Oh bendita entre todas las mujeres, que vences en pureza a los ángeles, que superas a los santos en piedad!…

4. Resumen de lo que vieron los santos en María

4.1. El Evangelio realizado: Todo lo que Cristo quiere está en María.

4.2. María, verdadero auxilio: Especialmente cuando nos vemos desfallecer y en momentos de tribulación.

4.3. El rostro amable y bello de Jesús: Ella merece ser amada y atrae a amar.