Acercarse al pensamiento de Platón, 3 de 6: ¿Qué es filosofía para Platón?

[Curso especial ofrecido en el Convento de Santo Domingo de Bogotá, en Junio de 2015.]

Tema 3 de 6: ¿Qué es filosofía para Platón?

* En Platón, lo mismo que en otros autores de la Antigüedad, la religión no aparece como algo opuesto a la razón, sino como un marco donde se circunscribe la misma razón y es asumido con mucha naturalidad. En el camino filosófico que recorre Platón, no todo es racional, hay un espacio para algo que asoma más allá de la razón. Esto implica una centralidad de la razón, pero abierta a la trascendencia, entendida como la presencia de la religión. La idea de que la filosofía es un escape de la religión no es significativa en autores como Sócrates, Platón o Descartes, a quien algunos consideran padre de la filosofía moderna.

* La apertura a la revelación, especialmente referida al oráculo de Delfos, marca un punto fundamental para la filosofía platónica. Para este autor no es racional descartar por principio lo trascendente; lo que históricamente ha excluido los elementos de religión o de fe no es la razón, sino el prejuicio cientificista. Esto implica que el mundo del conocimiento, para un pensador como Platón, es mucho más amplio que el contemporáneo, ubicado bajo la tiranía cientificista.

* El papel de la mayéutica, término que describe la técnica apropiada para ayudar a una mujer a dar a luz, trae consecuencias importantes para el camino filosófico, dentro de ellas: un modelo antropológico en el que la verdad no se puede imponer, sino que debe nacer y crecer en cada hombre, quien debe apropiarse de ella; un modelo pedagógico, ya que no implica repetición o almacenamiento de conocimientos, sino apoyarse en el deseo de saber y hacer avanzar al discípulo; y un modelo social, que implica que frente a la inmensidad de la verdad todos somos pequeños, peregrinos.

* La mayéutica sólo es posible a través del diálogo, punto fundante del filosofar. Que no se trata de una secuencia narrativa, sino argumentativa, lo que significa que la constante en todos los diálogos es que el motor es la dinámica pregunta-respuesta, y quien más habla, es quien mejor sabe preguntar. En el mejor de los casos, la verdad se adueña del hombre, no inversamente, por tanto se presupone un camino de humildad. Así, el lenguaje no es autoevidente, es decir, cada palabra precisa clarificación, el lenguaje también posee historia, camino y fundamentalmente comunidad.

* Otro elemento característico del estilo platónico es la virtud (areté-virtus). Es un comportamiento visible, constante y consistente, como un rasgo que define a una persona. Al examinar la virtud, el objetivo principal es procurar encontrar qué es lo permanente, cuáles son los rasgos fuertes, típicos y característicos de la realidad. Dentro de las virtudes se destaca la justicia, que se comprende no sólo como lo referente a lo distributivo, sino como la medida posible y precisa, la atmósfera natural de la verdad, hermana de la belleza y del bien. Así la justicia se convierte en el hilo conductor del pensamiento platónico.

* La palabra griega idea (Eidos), finalmente, es la meta postulada del camino planteado anteriormente, es decir, se da por supuesta su existencia, sin depender de que el hombre pueda poseerla. El límite hacia el cual tiende el diálogo siempre será la idea, aunque nunca pueda llegar a identificarse plenamente con ella. Ahora, la idea atrae hacia sí al diálogo, por tanto, la idea causa el movimiento. Así surge la pregunta, por ejemplo ¿Qué me hace preguntarme por algo de mayor bondad que lo que conozco? La respuesta es doble: por una parte hace referencia a la existencia en sí misma de la bondad, o lo que se puede llamar “la realidad de las ideas”; por otra parte habla sobre el conocimiento, que se realiza como un “recuerdo”, al ver las cosas bellas recuerdo que es lo bello.

Grandeza de alma al padecer

Pediste al Señor que te dejara sufrir un poco por El. Pero luego, cuando llega el padecimiento en forma tan humana, tan normal -dificultades y problemas familiares…, o esas mil pequeñeces de la vida ordinaria-, te cuesta trabajo ver a Cristo detrás de eso. -Abre con docilidad tus manos a esos clavos…, y tu dolor se convertirá en gozo.

No te quejes, si sufres. Se pule la piedra que se estima, la que vale. ¿Te duele? -Déjate tallar, con agradecimiento, porque Dios te ha tomado en sus manos como un diamante… No se trabaja así un guijarro vulgar.

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