ESCUCHA, Meditación sobre el Salmo 145

Escuela de Vida Interior, Tema 38: Meditación sobre el salmo 145

* Texto utilizado:

Te ensalzaré, Dios mío, mi Rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.

Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.

Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza;
una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.

Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas;
encarecen ellos tus temibles proezas,
y yo narro tus grandes acciones;
difunden la memoria de tu inmensa bondad,
y aclaman tus victorias.

El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas.

Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas;

explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad.

* * *

El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones.
El Señor sostiene a los que van a caer,
endereza a los que ya se doblan.

Los ojos de todos te están aguardando,
tú les das la comida a su tiempo;
abres tú la mano,
y sacias de favores a todo viviente.

El Señor es justo en todos sus caminos,
es bondadoso en todas sus acciones;
cerca está el Señor de los que lo invocan,
de los que lo invocan sinceramente.

Satisface los deseos de sus fieles,
escucha sus gritos, y los salva.
El Señor guarda a los que lo aman,
pero destruye a los malvados.

Pronuncie mi boca la alabanza del Señor,
todo viviente bendiga su santo nombre
por siempre jamás.

* El salmo 145 es un ejemplo magnífico del sentido de la alabanza en nuestra vida cristiana. Para comprender por qué y para aprender algunas lecciones de este salmo, conviene mirar primero de qué manera la alabanza en general es una fuerza transformante en la vida humana.

* Por muchas razones, internas y externas, nuestra inteligencia tiende a concentrase en los aspectos tristes, adversos o amenazantes de la vida humana–incluso si estamos dispuestos a reconocer que siempre hay cosas positivas y negativas.

(1) El instinto de conservación hace que aumentemos nuestra posibilidad de supervivencia si atendemos pronto las señales de peligro o ataque.

(2) De niños aprendimos que quejarse es un modo eficaz de ganar atención y algo de cariño.

(3) Conservar fresco en la memoria un dolor o resentimiento nos hace sentir que tenemos derecho a exigir, o a ser duros, egoístas o vengativos.

(4) Los noticieros refuerzan la tendencia a ver el lado oscuro de la vida, en algunos casos con despliegue cínico de sensacionalismo.

(5) El conocimiento trae poder. Los que llevan y traen historias saben que sus noticias preocupantes son información valiosa que otros considerarán útil, y por eso utilizan las malas noticias como mercancía preciosa que se comunic sólo a sorbos y sólo en secreto.

* Toda esa negatividad termina teniendo un efecto dañino en nuestra salud, en nuestra capacidad de amar y de esperar. Aprisionados por el temor y el pesimismo perdemos la perspectiva para encontrar los mejores caminos y respuestas a nuestros propios desafíos.

* De aquí la importancia del elogio y el estímulo: cuando nuestras cualidades y aciertos son reconocidos descubrimos que sí hay bien en nosotros, y entonces revive con fuerza el apetito hacia lo bueno, que es la brújula fundamental de todo el humano obrar.

* Es aún mayor el bien que proviene de la alabanza a Dios, que literalmente ensancha nuestro horizonte y pensamiento en proporciones infinitas. La alabanza correctamente entendida nos libera y nos centra en el Bien mayor, como meta y alegría propia de nuestra vida. Tal es el tesoro que traen los salmos y oraciones de alabanza a nuestro camino como creyentes.

* Destacamos algunas palabras propias de los salmos de alabanza:

(1) Exaltar, ensalzar: es alzar, poner en alto, hacer visible y central el bien de Dios.

(2) Siempre, toda la vida: la alabanza no se limita a lo grato. Un creyente solamente tiene días buenos porque su vida está en manos del que es bueno y más fuerte que todos. Sólo que hay días en que ya sabemos cuál es el bien recibido, y días en que todavía no descubrimos ese bien aunque sabemos que está y existe.

(3) Recordar, hacer memoria: nuestro Dios no es fruto de fantasía o deseo, y el bien que proclamamos es el bien que ha llegado a nuestra historia.

(4) Explicar proezas: no todos los regalos vienen empacados de la misma forma.

* * *

Este tema pertenece al Capítulo 04 de la Escuela de Vida Interior; la serie completa de los diez temas de este Capítulo 04 se está publicando aquí:

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