Dolor en Pascua

Hay una imagen que no se borra de mi mente. No es una obsesión sino un deseo inmenso de hacer algo por personas como Julieta (nombre ficticio – historia real).

Julieta es una jovencita que quiso conversar conmigo no hace mucho. Resulta que a sus quince años, cumplidos no hace mucho, conoce lo que es tener sexo pero no sabe lo que es saberse amada ni tampoco respetada. Sabe protestar pero no sabe qué cosas merecen una protesta suya. Sabe reírse a carcajadas–por ejemplo, en ruidosas reuniones con sus amigas–pero no sabe qué es sentirse feliz. Sabe emborracharse y sabe sacar fotos ridículas pero luego no sabe cuál es su verdadero rostro entre tantas payasadas. Sabe que la vida se le va pero no sabe a qué vino a la vida. Sabe que la muerte es aburrida pero no sabe si la muerte ya empezó o está todavía para llegar.

¡Cuánto deseo Pascua para Julieta y para tantas y tantos como ella!