Empieza a progresar ya en tu vida cristiana

No dialogues con la tentación. Déjame que te lo repita: ten la valentía de huir; y la reciedumbre de no manosear tu debilidad, pensando hasta dónde podrías llegar. ¡Corta, sin concesiones!

No tienes excusa ninguna. La culpa es sólo tuya. Si sabes -te conoces lo suficiente- que, por ese sendero -con esas lecturas, con esa compañía,…-, puedes acabar en el precipicio, ¿por qué te obstinas en pensar que quizá es un atajo que facilita tu formación o que madura tu personalidad? Cambia radicalmente tu plan, aunque te suponga más esfuerzo, menos diversiones al alcance de la mano. Ya es hora de que te comportes como una persona responsable.

Mucho duele al Señor la inconsciencia de tantos y de tantas, que no se esfuerzan en evitar los pecados veniales deliberados. ¡Es lo normal -piensan y se justifican-, porque en esos tropiezos caemos todos! Oyeme bien: también la mayoría de aquella chusma, que condenó a Cristo y le dio muerte, empezó sólo por gritar -¡como los otros!-, por acudir al Huerto de los Olivos -¡con los demás!-,… Al final, empujados también por lo que hacían “todos”, no supieron o no quisieron echarse atrás…, ¡y crucificaron a Jesús! -Ahora, al cabo de veinte siglos, no hemos aprendido.

Altibajos. Tienes muchos, ¡demasiados! altibajos. La razón es clara: hasta aquí, has llevado una vida fácil, y no quieres enterarte de que del “desear” al “darse” media una distancia notable.

Más pensamientos de San Josemaría.

¡Un nuevo doctor de la Iglesia!

“El Santo Padre confirmó, este sábado 21 de febrero, la sentencia afirmativa de la Sesión Plenaria de los cardenales y obispos miembros de la Congregación para las Causas de los Santos para la próxima concesión de título de Doctor de la Iglesia Universal a san Gregorio de Narek, sacerdote y monje, nacido en Andzevatsij (en la época Armenia, actualmente Turquía) alrededor del 950 y fallecido en Narek (en la época Armenia, actualmente Turquía) alrededor de 1005…”

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Teología Moral familiar y sexual, 05: Lugar y rol de la familia

[Conferencias en el curso de Teología Moral familiar y sexual ofrecido en la Facultad de Teología de la Universidad Santo Tomás en el primer semestre de 2015.]

Lugar y rol de la familia

2015-03-05 09.07.57

* El hecho de que exista algo llamado “familia” hunde sus raíces en hechos biológicos profundos, ineludibles y permanentes.

* Es un hecho, en efecto, que el ser humano nace desprovisto de todo y necesitado de cuidado, afecto y educación para lograr su plenitud y alcanzar una vida llena de significado, capaz de convivencia con sus semejantes y de provecho para la sociedad a la que llega como nuevo habitante.

* Pero no todo en nosotros es biología. El ser humano no enfrenta la realidad desde la simple percepción de lo sensible sino que asume su lugar a través de una mediación que se llama la “cultura.” Los significados y propósitos de las cosas y de los demás seres humanos los descubrimos en y a través de nuestra particular cultura.

* Así se entiende lo que logra la familia, es decir, cuál es su lugar esencial en la sociedad y qué papel cumple: la familia es la institución primordial que forma a los seres humanos para integrarlos de modo progresivo, amable y firme en el conjunto de la sociedad. Y puesto que el ser humano es corpóreo pero también dotado de razón y capacidad simbólica, esa institución, la que lleva a los humanos a su madurez, debe tener, en principio, una base biológica (la procreación) pero también una solidez y estatura moral que brote del amor y sea compatible con las experiencias de ser amado y de amar.

* Transmitir una cultura o ayudar a que una persona se inserte en una cultura implica la transmisión de destrezas (como caminar, hablar, cultivar); valores (la dignidad de la persona, la justicia social, el cuidado del cuerpo); códigos (comunicación no verbal, convenciones sociales); roles (maestro/discípulo, hombre/mujer).

* En cuanto a lo femenino y lo masculino, hay dos cosas importantes qué destacar:

(1) Primacía de lo femenino. En el desarrollo embrionario todo ser humano inicia su desarrollo con aspecto y fisiología femeninas.

(2) La relación entre madre e hijo está definida por la continuidad, es decir, la primera expresión de afecto de la madre hacia su criatura es casi indistinguible y viene a fusionarse con lo que ella siente hacia su propio cuerpo. Ella empieza amando al hijo en cuanto prolongación de sí misma, lo que a su vez hace que el hijo se sepa acogido de un modo connatural.

* De aquí entendemos que el amor propiamente masculino es algo distinto. No surge desde la continuidad sino desde la pregunta, la búsqueda de sentido, la afirmación de un amor en la diferencia. Santo Tomás (en su “Contra errores graecorum”) destaca este hecho para explicar por qué es propio hablar de Dios como “Padre” (y no como “madre”).

* El amor propiamente femenino garantiza el apoyo mientras que el amor propiamente masculino ayuda a consolidar la identidad. se ve de inmediato la importancia de los dos tipos de amor. Así enseña la Iglesia cuando dice que todo niño tiene derecho a un papá y a una mamá.