Gimnasio Mental 038

Se ha observado que las figuras humanas representadas por el famoso pintor El Greco son anormalmente altas y estilizadas. Un oftalmólogo sugirió que había un defecto visual de este pintor, que hacía que viera así a la gente. Pero un lógico demostró que el oftalmólogo tenía que estar equivocado. ¿Cómo lo hizo?

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Preparados para la lucha espiritual

No todos pueden llegar a ser ricos, sabios, famosos… En cambio, todos -sí, “todos”- estamos llamados a ser santos.

Ser fiel a Dios exige lucha. Y lucha cuerpo a cuerpo, hombre a hombre -hombre viejo y hombre de Dios-, detalle a detalle, sin claudicar.

La prueba, no lo niego, resulta demasiado dura: tienes que ir cuesta arriba, a “contrapelo”. -¿Qué te aconsejo? -Repite: «omnia in bonum!», todo lo que sucede, “todo lo que me sucede”, es para mi bien… Por tanto -ésta es la conclusión acertada-: acepta eso, que te parece tan costoso, como una dulce realidad.

Hoy no bastan mujeres u hombres buenos. -Además, no es suficientemente bueno el que sólo se contenta con ser casi… bueno: es preciso ser “revolucionario”. Ante el hedonismo, ante la carga pagana y materialista que nos ofrecen, Cristo quiere ¡anticonformistas!, ¡rebeldes de Amor!

Más pensamientos de San Josemaría.

Conoce el carisma de los dominicos

“La Orden de Predicadores supuso, en el momento histórico de su fundación por Santo Domingo de Guzmán, una novedad radical, una ruptura con la tradición monacal de la Iglesia. Los nuevos “frailes predicadores” nacen para predicación de la palabra de Dios y la salvación de las almas. Desde el principio son enviados a todos los hombres, grupos y pueblos, a los creyentes y no creyentes y, sobre todo, a los pobres. Este objetivo esencial determinará el cuadro de valores que configuran la vida y el carisma de los frailes predicadores. Ya el Papa Honorio III expresó el ideal de la Orden escribiendo a Domingo y a sus frailes estas palabras: “Aquel que incesantemente fecunda la Iglesia con nuevos hijos, queriendo asemejar los tiempos actuales a los primitivos y propagar la fe católica, os inspiró el piadoso propósito de abrazar la pobreza y profesar la vida regular para consagraros a la predicación de la palabra de Dios, propagando por el mundo el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. (carta a Santo Domingo de fecha 18 de enero de 1221)…”

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