“En Alemania, la Iglesia se financia a través de un sistema peculiar. Los ciudadanos se inscriben públicamente en un registro oficial como pertenecientes a una religión particular o a ninguna y, a la hora de hacer la declaración de Hacienda, tienen que pagar un impuesto religioso especial y bastante cuantioso (casi un 10% de los impuestos totales), el llamado Kirchensteuer o “dinero de la Iglesia”, en beneficio de ese grupo religioso…”
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