La Eucaristía y la Segunda Venida de Cristo

Estimado Fray Nelson: Me ha surgido una inquietud referido como debemos entender la siguiente situación: La Iglesia católica proclama que Jesús esta con nosotros en la Eucaristía pero también se dice que va a venir por segunda vez, aparentemente suena contradictorio. ¿Como debemos comprender esta situación? Gracias. – José Ernesto R.M.

* * *

La expresión “Cristo está entre nosotros” se refiere por su puesto a su presencia. Y hay que saber que los modos de presencia de Cristo son distintos en su modalidad y en su intensidad. Una cosa es clara: en el Cielo su presencia es perfectísima, en ambos sentidos, tanto en la modalidad como en la intensidad. Después del Cielo, lo más perfecto que tenemos como presencia suya es la Divina Eucaristía, pero en ella la modalidad es menor, porque se encuentra “velado” tras las especies eucarísticas, y también la intensidad es menor en la medida en que depende de la fragilidad de la fe y la constancia del creyente, de modo tal que ante quien no tiene fe pareciera nula esa presencia.

Es bueno recordar que hay otras presencias de Cristo: donde dos o tres se reúnen en su Nombre, ahí está él. En los pobres, a quienes él llama sus “humildes hermanos” también está él. En la Palabra de Dios, si es leída con la fe de la Iglesia, se le encuentra. En la creación entera, que fue hecha “por él y para él” también está presente. En todos estos casos, sin embargo, la modalidad y la intensidad son menores que en la Eucaristía y en el Cielo.

¿Cómo encaja aquí la segunda venida del Señor? Nos damos cuenta que ese acontecimiento definitivo termina con el régimen temporal en que nos encontramos. es decir, después de su segunda venida, no queda espacio sino para Cielo o Infierno. Dicho de otro modo: la segunda venida inaugura la presencia total, la del Cielo, como único modo de presencia para aquellos que hayan creído en él y lo hayan aceptado como su señor y Salvador.

El ruido es el auténtico terrorismo que nos devasta por dentro

“Sí, hay una honda necesidad de silencio, como prueba el hecho de que cada vez sean más, creyentes o no, los que buscan espacios de retiro para el encuentro consigo mismos y con lo esencial. Lo que da miedo no es Dios, el Gran Desconocido, sino nosotros mismos, que es lo que en primera instancia se encuentra cuando nos silenciamos. No nos gustamos y pasamos la vida escapándonos de nuestra realidad. Somos auténticos maestros de la fuga…”

Click!

Gimnasio Mental 013

Al amanecer, un caminante empieza a subir una montaña y llega a la cumbre a la caída del sol. Pasa allí la noche, y al amanecer del día siguiente desciende, seguramente a un paso más rápido. Demuestra que hay un lugar por el que pasó el hombre a la misma hora exacta en esos dos días.

[Si buscas la solución al Gimnasio 012, haz clickaquí.]

Diferentes rostros del apostolado

Los que, dejando la acción para otros, oran y sufren, no brillarán aquí, pero ¡cómo lucirá su corona en el Reino de la Vida! -¡Bendito sea el “apostolado del sufrimiento”!

Me parece tan bien tu devoción por los primeros cristianos, que haré lo posible por fomentarla, para que ejercites -como ellos-, cada día con más entusiasmo, ese Apostolado eficaz de discreción y de confidencia.

Urge recristianizar las fiestas y costumbres populares. -Urge evitar que los espectáculos públicos se vean en esta disyuntiva: o ñoños o paganos. Pide al Señor que haya quien trabaje en esa labor de urgencia, que podemos llamar “apostolado de la diversión”.

Más pensamientos de San Josemaría.