Muchos ingenuos creen que lo de los derechos para personas con atracción por su mismo sexo es algo que afecta a unos pocos contra los que se han cometido muchas injusticias; la verdad es que detrás de la supuesta igualdad viene una imposición brutal que afectará toda la sociedad, la educación y la familia. El recurso siempre es que hay que evitar la homofobia, como si fuera el único y peor pecado; de ahí se pasa a la obligatoriedad de aceptar como docentes y figuras de ejemplo a quienes promueven estilos homosexuales o transexuales, hasta disolver toda noción de sexo y de género y convertirnos en consumidores de placer estéril, fáciles de manipular frente al dios Mercado.
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