Dimensión comunitaria de la sanación, 2 de 3, hombre y mujer los creó

[Retiro con la comunidad Cristo Vive de Madrid, España. Junio de 2014.]

Tema 2 de 3: Hombre y mujer los creó

* La familia es la primera escuela de diversidad dentro de la comunión y la reconciliación. El plan de Dios no es la uniformidad pretendida por el modelo comunista pero tampoco es el individualismo exaltada por el modelo capitalista. El plan de Dios se llama comunión en la diversidad, la complementariedad, la construcción y celebración del bien común; y el primer y fundamental espacio propio para todo ello es la familia.

* Dos diferencias de complementariedad son cruciales en la familia: la que existe entre el hombre y la mujer, y la que se da entre los chicos y los mayores. A su modo, estas diferencias constituyen riqueza y deben ser objeto de conocimiento, gratitud, contemplación, alegría. ¿Qué sentido tiene que admiremos la diferencia entre las razas de gatos o de conejos, y a la vez declaremos irrelevantes las ricas diferencias y la complementariedad entre el hombre y la mujer?

* Estas diferencias hunden sus raíces en la neurología, la biología y la fisiología. Por recordar solo algunos datos: la conectividad y el modo de procesamiento de información en la mujer corresponde a un modelo y un “ancho de banda” muy distinto al del varón. Tal distinción hace que la mujer se relacione de un modo rico y múltiple con su entorno, su pasado, su futuro, y sus emociones. El varón, por su parte, tiende a concentrar su energía en objetivos determinados y en procedimientos secuenciales que lo conduzcan a la meta.

* En términos generales, pues, la mujer tiende a lo integral y el varón a lo esencial. El varón necesita de la mujer porque su esfuerzo no puede ser perpetuo, aunque su orientación a la meta sea clara. Para llegar a su plenitud necesita de compañía, refrigerio, apoyo, alegría. La mujer necesita del varón de otro modo: su riqueza interior puede volverse inundación, devaneo, mucho empezar y poco concluir. Cuando encuentra a un varón digno de su admiración, para el que ella sea relevante y guste su compañía, puede establecerse una simbiosis en que se complementan desde aquello que cada uno tiene.