[Retiro con la comunidad Cristo Vive de Madrid, España. Junio de 2014.]
Tema 1 de 3: Ni relativistas ni agresores
* El libro del Apocalipsis saluda a Jesucristo como “El que era, El que es, y El que viene” (Apocalipsis 1,8). La certeza de que Cristo es “El que viene” contrasta agudamente con la respuesta que muchos darían a la pregunta: “¿Y ahora qué viene para mí?” o “¿Qué viene para España, o para Europa?” La respuesta creyente es solamente una: lo que viene para Europa; El que viene para Europa es Cristo.
* El miedo con que muchos miran el futuro, y las consecuencias que ello trae para asumir compromisos a largo plazo, están indicando la necesidad de una sanación profunda que va más allá de circunstancias puramente individuales y personales. por eso conviene hablar de la dimensión comunitaria de la sanación.
* La primera diversidad que encontramos en la sociedad humana es la diferencia entre hombre y mujer. Pero la ideología de género quiere hacernos pensar que tal diferencia es una pura construcción cultural que puede por tanto reformarse según los intereses o antojos de las personas individualmente consideradas. Si se admite el argumento de que la familia se construye como respuesta a los deseos, convertidos en derechos, de los individuos adultos, entonces queda abierta la puerta para llamar familia a cualquier cosa, o lo que es lo mismo, queda abierto el campo entero de devastación de la familia.
* Por eso el cristiano no puede admitir el relativismo que campea en nuestra época. Pero el cristiano tampoco puede ser agresor que pretende por la fuera o por la ironía o la descalificación despreciar a los que por ejemplo tienen una tendencia homosexual. Ta agresión o desprecio es algo contrario al Evangelio, incluso si se pretende justificar como respuesta a las agresiones y descalificaciones que sufren con frecuencia creciente quienes defienden el plan de Dios para la familia.
* Así que la pregunta es si sólo hay esa alternativa: ser un relativista cómplice de la corrupción legal que se extiende hoy como un cáncer, o ser un agresor que oscurece el mensaje de salvación y gracia del Evangelio.
* La verdad es que sí hay otra posibilidad, y es la que nos muestra el mismo Cristo, a partir del hecho de la elección de discípulos tan diversos en su origen y en sus posturas por ejemplo políticas. Ese es el camino que pasa por un itinerario de comunidad: cruz, arrepentimiento, experiencia de gracia; oración compartida y efusión del Espíritu.
* Hay que anotar que la sanación así concedida pronto extiende sus bienes a otras personas. Así por ejemplo, un varón sanado en su masculinidad es una presencia de bendición que ayuda a que la mujer descubra su propia riqueza femenina.